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Iván Noble: “Hasta donde yo sé, ¡no se puede oler un cuello por WhatsApp!”

Cumplió los 49 con ganas de escribir un libro y usando la tecnología para grabar un discazo, aunque se define como un old fashioned de la seducción. Avanti, morocho...




Créditos: NACHO ARNEDO

Después de doce años de su separación, Los Caballeros de la quema, la banda de rock que supo liderar se vuelven a reunir en un show que brindarán el 23 de junio en el marco del Festival Ciudad Emergente. Buen momento para encontrarnos con Iván Noble y conocerlo más a fondo.
P: Tu último disco se grabó con músicos en Los Ángeles y vos monitoreando todo desde Palermo. ¿Cuál es el límite de la virtualidad?
R: Cuando me contaron que podía participar de las sesiones, escuchar, ver, decidir en tiempo real, me dio cierto vértigo. Después, quedé encantado. Yo estaba acá comiendo medialunas y ellos, comida china en Los Ángeles. Mi duda era si perder presencia física iba a hacernos perder confianza, pero funcionó.
P: ¿Y si esto empieza a trasladarse a todos nuestros encuentros? ¿Te ves en encuentros románticos meramente virtuales?
R:¡No! A ver... Renegar de lo tecnológico atrasa. Hay que usarlo a nuestro favor. En términos de erotismo, puedo decirte que sirve, que suma, pero para mí, al encuentro físico no hay con qué darle. Yo soy un old fashioned de la seducción, sigo prefiriendo el roce, el olor, el sabor, y hasta donde yo sé, ¡no se puede oler un cuello por WhatsApp! Tal vez sea un señor grande en esto, pero lo virtual no puede ser un fin en sí mismo.
P: Hoy hay una revisión bastante intensa sobre la lírica del rock y el machismo. ¿Te intimida eso como compositor?
R: No me intimida, pero lo tengo en cuenta. Hay un tipo que tiene una causa penal y otros que se fueron a la banquina y no creo que salgan. El rock es machista, torpe, básico y bastante agresivo por definición, así que no me sorprende que esté sometido a examen en este momento. Me parece bien. Lo que me pregunto es cómo vamos a darnos cuenta de cuándo algo es un recurso poético y cuándo es violencia. Es un tema muy complejo porque tanto hombres como mujeres pueden tratarse despectivamente en un momento de despecho, por ejemplo, sin que eso signifique una agresión real. ¿Cuándo es machismo, cuándo es poesía y hasta dónde se puede jugar con el lenguaje?
P: ¿Las mujeres políticamente incorrectas te inspiran más?
R: Puede inspirarme una mujer ejemplar, pero las que no son heroínas también me mueven cosas. Hay dos canciones de mi disco, “Madame Bovary” y “De Wilde a la cima”, que son descripciones de mujeres de época. ¿Cómo se cuenta hoy eso? Pienso en los grandes tangos y hoy serían imposibles.
P: ¿Qué es lo más sexy que leíste ?
R: De lo último, pienso en Black Out, la autobiografía de María Moreno. No fue sexy en el sentido estricto, y así tiene que ser. Desconfío de las cosas que vienen rotuladas de sexy, porque creo que lo sexy, lo sexy en serio, no se encuentra, no se anticipa, no se busca. Si vos sos un obstinado en que eso ocurra, se nota, se te nota el dobladillo, termina siendo redundante. No me gusta el pamento alrededor de los sexies ni la gente que piensa que lo tiene que ejercer como condición. ¿Qué es ser sexy? ¿Una mujer que es linda y te lo recuerda cada dos segundos? Dejame. Me voy a dar cuenta solo. Lo sexy simplemente ocurre.
P: Solés hablar de la conquista como una cacería, ¿te gusta ser la presa?
R: Es cuando mejor me siento. Me encanta. Tal vez hasta lo he buscado. No soy un escribano, soy un tipo que canta, esa aura de deseo es parte de lo que hago y, a esta altura, ¡hasta lo tendría que agradecer! Tengo 49 años.
P: ¿Cambiaste hábitos por la edad?
R: Sí, ya no me bajo más seis kilos de milanesa, pero, más que por la edad, ¡es por el colesterol! De todas formas, no esperen nunca verme caer en ninguna moda fitness, runner ni clean. ¿Qué es esa cosa de andar sacándole fotos a la ensalada de fruta? Pero ¡por favor! ¡A un flan con dulce de leche sacale una foto, no a un licuado de damasco con jengibre! Sospecho que la gente que está obsesionada con la salud está, paradójicamente, muy enferma, o por lo menos tiene muy obturado el deseo. El deseo tiene que ver con el exceso, no con la moderación ¿Por que exhibís así la moderación?
P: Con tu capacidad de observación tan aguda y una pandilla de amigos escritores, ¿se viene tu libro?
R: Me encantaría. Es la idea. Tengo que ser menos cobarde y tener un poco más de disciplina también. Estoy trabajando en una especie de bitácora. Ahora estoy en la etapa de armar los relatos y tomo como excusa mi oficio para largarme a pensar a partir de ahí. La mayoría de las cosas que estoy escribiendo no son absolutamente literales. Estaría más cercano a esto que ahora se llama “la literatura del yo”. Realidad salpimentada. Lógicamente, nada light ¡y mucho menos clean! •

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