Automaquillaje: un paso a paso súper fácil

Considerando que tenés la piel limpia, el primer paso es lograr una buena hidratación. Además de hacerlo con un fin tratante, es aconsejable para que el maquillaje se distribuya bien y no queden manchas. Si es de día, lo mejor es elegir una crema que te provea protección solar UV.

Esparcí con un pincel el producto, haciendo hincapié en la zona interior de la cara (frente, nariz, mentón), ya que, esparciendo bien, vas a ir eliminando parte de las ojeras y parte de las imperfecciones que hay alrededor de la nariz. Si el resto del contorno está perfecto, es recomendable dejarlo libre y no invadir con la base de maquillaje.

Aplicá corrector sólo para iluminar y corregir, cuidando de no recargar. Como con la base ya eliminaste gran parte de las oscuridades, no vas a necesitar tanta cantidad de corrector. Usalo, entonces, solamente en la parte superior de los pómulos, en el interior de las ojeras (entre la nariz y el lagrimal) y, para tridimencionalizar el maquillaje, en la zona central del rostro (filo de la nariz).

Con un lápiz, delineá la parte inferior del parpado móvil, pero sólo en la parte exterior. No te estreses, que no hace falta que sea muy prolijo ni muy finito. Abrí el ojo y, donde se une con el pliegue, marcá con el lápiz la circunferencia del ojo por la parte superior del párpado móvil. Uní el delineado de las partes inferior y superior. Ahora, esfumá con una brocha para vaporizar el trazo; es importante que no se vea ninguna raya, sino una sombra que da un look urbano y moderno.

Cubriendo el trabajo realizado con el lápiz en el paso anterior, aplicá la sombra. Usá un pincel blando para que quede un trabajo suave y fácil. Sólo te queda agregar un poco de sombra en el párpado inferior y en la zona exterior y esfumarlo hasta casi retirarlo por completo. Esto último crea un efecto muy sutil en la mirada.

La máscara se aplica en las partes superior e inferior. Fijate que en la punta del cepillo de la máscara hay siempre más cantidad de producto; con esa punta rellená las raíces de las pestañas y luego, con el resto del cepillo, peiná esparciéndo el producto hacia las puntas. Pero evitá los movimientos de zigzag, que forman grumos. No las peines sólo para los costados, sino, mejor, en forma de abanico.

En este caso se usó rubor en crema, pero la manera de trabajarlo es la misma que si se hubiera utilizado uno compacto o en polvo. Tenés que aplicarlo en la zona central, ligeramente exterior del pómulo. Poné muy poca cantidad, apenas como si fuera un velo.

Sólo usá gloss, algún producto de aplicación sencilla, con un brillo satinado y color de base que hace que no precises delineado. Queda mucho más natural.