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Moda circular: por qué arreglar la ropa es una tendencia que crece

La moda busca extender su durabilidad y oponerse al recambio constante con la vuelta a los arreglos y las costureras.


Crece la tendencia de llevar a arreglar la ropa.

Crece la tendencia de llevar a arreglar la ropa. - Créditos: Getty.



Los que atravesamos la infancia durante la década del ochenta, recordamos palabras extrañas –y no siempre bienvenidas– como pitucones; hoy, asociados al estilo vintage tan de moda y aceptado, pero tiempo atrás, estos parches poco elegantes eran sinónimo de “no hay plata para comprar un pantalón/sweater nuevo”. Las modistas del barrio y los arreglos de ropa eran una constante para muchas familias de clase media que resolvían darles una vida más prolongada a esas prendas de uso cotidiano o a aquellas de buena calidad con las que se habían encariñado.

El boom importador de los años noventa, la llegada de los shoppings y la explosión de la llamada moda rápida, impulsada por las marcas extranjeras, cambiaron los parámetros de consumo, facilitando el acceso a productos más variados (no necesariamente más económicos), de menor durabilidad, que persiguen las tendencias recién salidas de las pasarelas.

Manufactura veloz, bajos costos en toda la cadena de producción y precios más asequibles, consumo y recambio, es la filosofía de marcas establecidas alrededor del mundo como H&M, Zara, C&A o Primark. Un ritmo que no siempre se puede mantener en nuestro contexto económico, abriendo otras posibilidades, incluso más sustentables, si tenemos en cuenta el impacto ambiental que provoca esta fast fashion.

En 2020, un informe de The state of fashion reveló que cada persona consume, en promedio, un 60% más de prendas que hace quince años. Se estima que cada una de ellas se deshace de 11 kg de ropa anuales, un total de 92 millones de toneladas de residuos textiles que se queman o van a parar a vertederos alrededor del globo.

Nada se pierde, todo se transforma (o repara)

Por un lado, la inflación y las trabas a las importaciones. Por el otro, el rebusque argentino. En el medio, una mentalidad más sustentable, la proliferación de las ferias americanas y la moda reciclada promovida por una nueva camada de diseñadores. En los últimos años, propulsados por la crisis económica y la pandemia, la gente decidió no deshacerse tan fácilmente de su ropa y volver a recurrir a las modistas y los arreglos, sobre todo de prendas costosas y siempre vigentes como abrigos y camperas. 

Así, cualquier costura o cierre logra repararse, un pantalón puede transformarse en bermuda, los elásticos se adaptan a los cuerpos cambiantes y una tela vieja en buen estado puede convertirse en una prenda súper moderna y exclusiva. Las posibilidades son infinitas cuando pensamos en darle una segunda chance a nuestro guardarropa, ya sea con un cambio de look o unas simples puntadas. La clave está en modificar ese chip de consumo que tenemos tan instalado, pensando en el bolsillo y un poco en el planeta.

Las costureras del barrio –en muchos casos, las mercerías que ofrecen estos servicios o lugares de reparación especializados– nunca desaparecieron por completo. Quedaron un poquito relegadas, pero ahora, muchas confiesan, estar desbordadas de trabajo.

Soy de esas personas que prefiere arreglarse los zapatos (o cualquier prenda) antes que tirarlos. De hecho, creo que los negocios de reparación tienen un nicho de mercado muy interesante ahora mismo.

El príncipe Carlos de Inglaterra

En 2018, H&M lanzó el proyecto Take Care para concientizar a los consumidores.

En 2018, H&M lanzó el proyecto Take Care para concientizar a los consumidores.  - Créditos: H&M

Una tendencia mundial

“No hay nada más sostenible que no consumir”, escribe la diseñadora Orsola de Castro en su libro Loved Clothes Last, poniendo en primer plano el punto fundamental de cualquier manifiesto sobre el consumo consciente. La autora y cofundadora del movimiento Fashion Revolution resalta que, “cuanto más se habla de moda y sostenibilidad, materiales reciclados, comprar de segunda mano o invertir en piezas duraderas, se suele dejar de lado la reparación de esas prendas deterioradas o rotas para prolongar su uso”.

Pensando en sus clientes y el compromiso con la calidad, muchas casas de lujo y alta costura como Louis Vuitton, Hermès o Brunello Cucinelli llevan décadas ofreciendo la posibilidad de componer sus prendas o accesorios. Una modalidad que, poco a poco, empiezan a adoptar las grandes cadenas de moda rápida, como el programa H&M Take Care, el Worn Wear de Patagonia (que arregla, incluso, productos de otras marcas) o C&A, que desde su sitio web ofrece consejos e ideas para que arregles y actualices tus prendas.

Las redes sociales como TikTok y las generaciones más jóvenes también hacen su aporte, revitalizando el “arte de remendar”, muchas veces, mostrando con orgullo sus destrezas con el hilo y la aguja. Las reparaciones visibles (visible mending), en sí, ya se consideran una nueva moda o un “acto revolucionario frente a la tiranía de la novedad”, como lo expresa la historiadora Kate Sekules en su libro Mend!: A Refashioning Manual and Manifesto, donde no solo da consejos y tutoriales, también invita a reflexionar.

Por eso, antes de descartar esa prenda anticuada o deteriorada pensá en todas las posibilidades. Con un poco de ingenio y algunas puntadas podría convertirse en la favorita de tu armario… incluso empezar a marcar una nueva tendencia.

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