Miedo a manejar: consejos para ganar confianza y animarte a conducir

“Yo sé manejar desde los 15 años que mi papá me llevaba al campo y saqué el registro a los 17 ayudada por una escuela de manejo. Pero le tengo terror a salir a la calle, simplemente no puedo, me da miedo pisar a alguien”, cuenta Marianela, una odontóloga porteña de 43 años. “Parí dos hijos por parto natural y no me animo a esto”, bromea.

El miedo, en realidad, es muy común. “Todos lo tienen, algunos más y otros menos, pero siempre está. Se trata de no saber qué decisión tomar con respecto a las situaciones que se presentan. Lo que hay que ir a prendiendo es cómo reaccionar y para eso hay que tener dominio sobre el auto, saber qué movimientos hacer. Cuando uno adquiere esa reacción, va perdiendo el miedo”, explica Rodrigo Lambruschini, instructor de la tradicional Autoescuela Raúl. En sus 30 años de experiencia, los consejos que más repite tienen que ver con la constancia –practicar para generar confianza-, la concentración –“solo hay que pensar en el manejo y en el vehículo”- y mantenerse en un carril. “Cuanto más derecho manejes, menos problemas vas a tener”, asegura.

Lanzarse a manejar en una gran ciudad, además, tiene un aditivo especial. No es lo mismo enfrentar las calles tranquilas de un pueblo que tratar de cambiar de carril en plena 9 de julio en hora pico. “Cuando hay mucho tráfico, es importante mantener una distancia prudencial de al menos tres segundos, para evitar frenar bruscamente. No zigzaguear entre carriles innecesariamente, usar las luces intermitentes para ser claros en las maniobras que deseemos realizar. Usar los espejos retrovisores. Mantener siempre la calma. Hay que educar la vista para mirar a lo lejos y anticiparse a todo lo que pueda suceder por delante”, agrega Karina, instructora de la escuela Driver’s School.

La tuitera Fátima Noriega, conocida en la red por ser la “mala madre” de las pequeñas Emilia y Martina, organizó una movida para alentar a otras mujeres a superar el miedo a manejar: una torta por un registro. Ella es abogada penalista, pero además tiene algo de cancha en la pastelería y ya lleva entregadas 20 tortas.

Todo partió de su propio pánico a la calle. “Yo había hecho el curso y tenía el registro pero no me animaba a salir. Me propuse practicar y lo hacía pero no tan seguido, entonces cada vez era como volver a empezar. Siempre era con autos prestados, hasta que decidí comprarme uno y me propuse salir todas las semanas sí o sí. Primero en horarios tranquilos, siempre por zonas que conocía para no agregarle estrés del miedo a perderme y después empecé a ir a trabajar todos los días en auto”, recordó Fátima, hoy ávida conductora y casi siempre “chofer” de sus dos pequeñas. Para ella la clave fue haber podido tener su propio vehículo y ser constante con la práctica, algo con lo que coinciden los instructores de manejo.