
No tengo adrenalina, pero para nada de nada.
Podría firmar que nunca voy a subirme a una montaña rusa ni nada que se le parezca.
En los parques de diversiones siempre fui la que tiene las camperas, la que saca fotos, la que parece la madre de todos los demás.
El vértigo y yo somos de palos diferentes. No congeniamos.
Lo respeto pero no lo comparto.
No, no lo respeto.
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