En navidad, le compré a mis dos hijos mayores, un auto y una muñeca.
Uno de cada para cada uno.
Tengo toda esa cosa progre de que la tendencia de juego no está definida por el sexo, sino por lo que los padres le ofrecemos a nuestros párvulos.
Ya bastante tienen con ver que en casa, es el padre el que usa el auto el noventa por ciento del tiempo, sin razón aparente.
Ya bastante tienen con ver que casi no existen las nannys hombre, ni los empleados domésticos.
En el consultorio somos cinco.
Cuatro mujeres y un varón.
Si se quema el tubo del baño, esperamos a que llegue Fran para cambiarlo.
Porque claro, tampoco se ven muchas mujeres electricista.
Ni te digo "plomeras".
Pretendo que mis hijos piensen distinto.
No tengo muchas esperanzas, igual.