Publicado por Silvio.
Después de una linda pero apresurada despedida, me embarqué en un viaje bien largo (2 vuelos, 1 escala de 4 horas, un subte y un tren) hasta llegar adonde pasaré mis próximas 2 semanas.
Todo ese tiempo me permitió dormir lo que no dormí la semana pasada, y ya empezar a extrañar a Silvia ( un "eventualmente" que se hizo realidad ).
Cuando llegué a mi hotel, encantado por las cosas que encontré (no sé por qué pero de chiquito que me encantan los frigobar con sus botellitas, los productos con el logo del hotel que interpreto como regalos pero no lo son -biromes, champús, sets de aguja e hilos, alguna toalla-, y una tele bien grande con muchos canales) y por lo nuevo que está por venir, se me fue un poco la añoranza.
Pero lo que me hace recordarla cada vez que entro en mi habitación y que parece un guiño del destino, es que en vez de una gran cama me tocó esto:
Por si no se nota, son 2 camas simples puestas juntas. O sea: Silvito, date cuenta que tu "otra mitad" no está ahí. Cada noche cuando inconscientemente giro para buscarla a Silvia, siento el límite de la tensa sábana que me lo impide.
Más allá de esto, será una nueva experiencia que nos llega en un momento raro (porque realmente nos estamos asentando en nuestra convivencia y porque estamos escribiendo un blog al respecto), pero supongo que aprenderemos. Al fin y al cabo, son sólo 2 semanas, no?
Para los que lo preguntan, habrá blog estas 2 semanas, aunque se referirá más a la distancia que a la convivencia, pero al cabo en estos tiempos modernos supongo que en muchos casos una es parte de la otra.