Aspen: una fiesta de blanco, con muchos invitados argentinos
6 de abril de 2014
El último tramo de esta temporada en Aspen, uno de los centros de esquí más importantes en Estados Unidos, es como el final de esas fiestas que parecen no querer terminar: cuando quedan apenas días para el cierre, la nieve sigue acumulándose, lo que a su vez mantiene el ritmo de llegada de turistas. Aunque las grandes aerolíneas (como Delta) comienzan a discontinuar sus vuelos diarios y directos al pequeño aeropuerto local y los comercios lanzan sus liquidaciones con hasta 60% de descuento en equipo y ropa para el frío.
Staff de la montaña, comerciantes y hoteleros coinciden en el diagnóstico de un invierno altamente positivo y, sorpresa, con muy buena cantidad de esquiadores argentinos, que representaron el tercer grupo de extranjeros con mayor presencia, después de los australianos y los brasileños (a los que, por sus despreocupados presupuestos, ya empezaron a llamar b razillionaires, jugando con el gentilicio y la palabra millionaires ).Efectivamente, es habitual cruzarse con visitantes argentinos en las cuatro montañas que, con un pase único (y transporte libre y gratuito entre todas ellas), hacen de Aspen una experiencia de esquí irrepetible: Buttermilk, Snowmass, Aspen Highlands y Aspen Mountain. También en restaurantes como el tradicional emporio de las ribs llamado Hickory House (730 Main Street) o en la disco Escobar (logo con la cara del narco colombiano).
Pero no todos los argentinos llegan de vacaciones a estas montañas del estado de Colorado. Muchos, por el contrario, lo hacen para trabajar durante la temporada, visa J1 en mano, del 1° de diciembre a fines de marzo. Se los ve a cargo de la asistencia junto a los medios de elevación (son los lifties), en los sitios de alquiler de equipo o incluso como instructores de esquí y snowboard.
De estos últimos, Daniel Margaride (en la foto, sobre la tabla) es el porteño con más experiencia, luego de nada menos que 17 inviernos consecutivos dando cátedra de snowboard en Colorado, la misma cantidad de años que lleva en Las Leñas. Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Salvador, Margaride está sorprendido: "Creo que tuvimos récord de argentinos en Aspen, nunca había visto tantos. Aunque se cuidan más en los gastos y la verdad es que no toman muchas clases. No entiendo bien cómo funciona esto de la crisis...". Danny, como dice la identificación sobre su campera Helly Hansen, sólo da clases individuales y cuando no enseña en Colorado o Mendoza puede estar haciendo surf en Bali, México o Mar del Plata.
Otra categoría de argentinos al pie de las Rocallosas son los residentes. Allí están, por ejemplo, Yanina Dobarro y Martín Meineri, y su beba de un año, Francesca. La pareja lleva adelante, desde hace dos años, un local de pastas, con fabricación propia, donde se puede comer, en una larga mesa, o comprar para llevar. "Uno de los desafíos fue humidificar el ambiente. En Aspen el clima es muy seco, lo cual es buenísimo para la nieve de un centro de esquí, pero no tanto para los ravioles", detalla Meineri, cordobés y totalmente indiferente al glamour del esquí. Francesca's Homemade Pasta, tal el nombre del negocio, ya provee fideos caseros a varios restaurantes y hoteles del pueblo y se lanza ahora con las empanadas de carne y los alfajores de maicena, para consumar la invasión argentina.