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Blanca y radiante




Buenas, ¿cómo están? Ayer el debate me conmovió, realmente me maravilla cómo podemos compartir cosas tan íntimas y profundas, y de alguna manera, estar conectadas. Pensaba en eso en la peluquería, cuando mi vecina de espejo me pedía que le sacara una foto para mostrarle a su modista cómo sería el peinado para el casamiento. "Tomé la mala decisión de casarme", me dijo riendo, atareada con tantos preparativos. Había conseguido fecha en la iglesia para un viernes, porque los sábados ya estaban todos ocupados, pero ahora se enteraba que algunos habían quedado disponibles. "Es por eso que te piden el dinero de antemano, porque saben que muchos no llegan al altar", me dijo con crudeza. Pensar que hay algunas parejas que organizan su casamiento con más de un año de anticipación, ¡tantas cosas pueden pasar en la mitad! ¿O no? La verdad es que siempre quise casarme, pero pasados los 30 ya no tengo la ilusión de la fiesta, el vestido blanco, el centro de mesa. Sí me imagino con G. casándonos, casi a escondidas, con una ceremonia simple, mirándolo a los ojos, pidiéndole al Universo que tengamos la habilidad de combinar cambio con estabilidad. Siempre me resultó corto eso de "en la salud y en la enfermedad", ¡hay tantas variables en el medio!
Tuve una amiga (que hace mucho que no veo) que se casó y al mes se separó, habían estado años de novios, él era el primer amor de ella. Pero en la luna de miel él entró en depresión, se le había muerto el padre hacía poco y no podía conectarse con la nueva etapa. Mantuvieron las formas, hasta que se hizo irremontable y él dejó el flamante nidito de amor. En esa época yo era partidaria del "si no va, no va" y creo que eso terminó de distanciarnos, porque ella estaba convencida de que el compromiso podría sobre las vicisitudes. Esperó y esperó, y lo cuidó, aunque él le decía: "No te amo". Ella tuvo paciencia y por algún motivo permaneció ahí frente a un desconocido que conocía desde la adolescencia. Contra todos los pronósticos, después de casi un año se reencontraron, se empezaron a ver, ella quedó embarazada y empezaron a formar su familia. Hace poco la busqué en Facebook y los vi en fotos sonrientes con sus dos hijos. Y me dije: "Les funcionó". Esa sensación me dio, pero no lo sé.
¿Qué estamos dispuestos a dar o dejar ir por armar un vínculo de amor sincero? Yo creo que no estoy ni cerca del "sí, quiero" frente a un juez de Paz, pero sí me encuentro eligiendo a G. cada día, y cada instante construye mi/nuestro futuro y si es así tal vez la muerte nos separe algún día… o quizás ni Ella lo logre. Eso me quedé pensando mientras la futura novia pedía un turno de depilación completa.
¿Se casaron?, ¿cómo les fue?, ¿qué cambia?, ¿qué camino, si no, eligieron?
Abrazo y lindo fin de semana,
Sole

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por Redacción OHLALÁ!


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