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Buscando la huella de la aventura

Si se une la costa con el macizo andino, en el Sur, hay muchos caminos que tienen desvíos de sorprendente belleza, ideales para transitar con los todoterreno




Desde la Capital se puede llegar, sin escalas, en unas treinta horas al glaciar Perito Moreno. O en unas cuarenta hasta el fin de la ruta nacional 3, en Lapataia, Tierra del Fuego.
Pero si el tiempo disponible lo permite (no menos de dos semanas), lo ideal es dividir el viaje en etapas y, en lo posible, no repetir caminos.
Proa al Sur por la costa atlántica y retorno por la precordillera o a la inversa. Dos rutas nacionales son las troncales: la 3, pavimentada, por la costa, cruzando Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos, hasta Ushuaia. La otra, la famosa 40, corre como espina dorsal paralela a los Andes, con tramos pavimentados y otros de ripio. Une puntos esencialmente turísticos como El Calafate, Los Antiguos, Esquel, El Bolsón, Bariloche y todos los pasos fronterizos con Chile.
En un viaje puede balancearse la proporción entre costa y montaña: a mayor dosis de ruta 40, más días de paseo. Por dos motivos: se encuentran más rincones para visitar con un todoterreno y los tramos suelen ser más lentos. Si se incluye un salto a Chile, con su Carretera Austral, ni pensar en menos de un mes. Del otro lado de la cordillera los tramos son más lentos aún.
Un viaje de medio tiempo, por ejemplo, puede regularse de la siguiente forma. Tramo de ida por la rápida ruta 3, retorno por la 40, de ripio, pero sólo a lo largo de Santa Cruz, retomando la 3 a la altura del Chubut para el regreso.

Las etapas en 4x4


Los tramos costeros, al ser pavimentados, invitan a ganar tiempo. Pero el viaje por la ruta 3 es rico en posibilidades para una camioneta. Un 4x4 permite acceder a puntos donde el choque del gran océano devuelve la vida al páramo.
Además de las ciudades que quedan a su paso, algunos hitos para pisar el olvidado pedal de frenos alargan la travesía lo suficiente como para hacerla más reposada. Aunque con hotelería sencilla, pueden ser apropiados para marcarlos como posta y evitar la entrada a las localidades más populosas:
  • Sierra Grande, antes un pueblo minero, ofrece visitas guiadas a sus profundas vetas de mineral de hierro. Es una caminata bajo tierra que se realiza ataviado como minero. Si se desea hacer noche, cuenta con un hotel apropiado. Se puede recorrer la zona por caminos mineros hasta el mar.
  • Puerto Pirámides, en la Península de Valdés, es un pequeño caserío turístico desde donde se hacen los avistajes de ballenas. Hay hosterías y combustible. Viajando en 4x4, se puede visitar toda la Península Valdés haciendo base en Pirámides o en el hotel del viejo faro restaurado de Punta Delgada.
  • Puerto Deseado, aunque a 125 kilómetros de la ruta 3, es adecuado para la observación de fauna marina. Se contratan salidas en lancha para visitar pingüineras. Contando con vehículo todoterreno, se puede utilizar Deseado como base para circuitos por caminos vecinales a otros apostaderos de fauna, como Cabo Blanco, Estancia La Madrugada o Estancia El Amanecer.
  • Más al Sur, San Julián, una pequeña localidad ganadera en la costa atlántica, ofrece buenas alternativas para hacer noche. Allí también se puede navegar para avistar fauna o, en camioneta, llegar hasta Estancia La María. En terrenos de esa estancia abierta al turismo se han descubierto pinturas rupestres sólo comparables con la Cueva de las Manos, también en Santa Cruz.
  • Ya fuera del mapa argentino, si se decide hacer el cruce a la Isla Grande de Tierra del Fuego (se debe recorrer territorio chileno para cruzar el estrecho de Magallanes), se puede pernoctar en la Hostería El Tehuelche, justo unos kilómetros antes de abordar el ferry. Ese hotel de campo no es turístico sino rutero, como es bastante habitual en Chile, y funciona en una vieja casa de campo. Sencillo, pero excelente para comenzar temprano el abordaje de la isla.

El vehículo


La diferencia entre un auto y un todoterreno se da no sólo en la capacidad motriz, sino en la fatiga que produce un viaje tan largo. La mayoría de los propietarios de un 4x4 seguramente disfruta la amplitud de estos vehículos en relación con un auto de calle. Una familia, equipaje, viandas, dos ruedas de auxilio, bidón, recuerdos, extras.
Día soleado para recorrer la república de la costa a la cordillera por camino de tierra y con vientos del Oeste siempre en contra. Las ventanillas cerradas completamente por la nube de polvo que acompaña el vehículo. Un tramo durante el cual por muchas horas se debe convivir sobre cuatro ruedas.
En el tramo cordillerano sobran las ocasiones de desviarse hacia los lagos o hacia la meseta desértica. Son caminos para un todoterreno.
En el oeste de Santa Cruz, algunos caminos para 4x4 llevan a estancias turísticas. En esos tramos casi no hay circulación ni posibilidades de auxilio, y el camino es muy rústico por el escaso mantenimiento.
En un camino de estancia sólo transitado por camiones, la huella se convierte en dos zanjas separadas por una cresta de barro endurecido. Ningún problema porque el cárter es alto y, además, protegido por un chapón. Los charcos se atacan a toda velocidad para que los chicos griten con el estallido del agua sobre el parabrisas.
De Sur a Norte, algunos desvíos de la ruta 40 aptos para camioneta:
  • A Chile por Cancha Carrera, es el camino más corto a las Torres del Paine.
  • A El Chaltén y Lago del Desierto. El nuevo camino abierto a Lago del Desierto tiene fuertes pendientes de ripio suelto.
  • A lago San Martín, con posibilidad de hospedaje en Estancia La Maipú. Camino áspero con vadeo.
  • Parque Nacional Perito Moreno, paraje solitario que incluye el lago Belgrano y la estancia turística La Oriental. Tramos de tierra muy angostos.
  • Estancia Alma Gaucha, en la zona de Tucu-Tucu, con circuitos exclusivos para vehículo doble tracción. Hay hospedaje.
  • Lago Posadas es un lugar privilegiado para 4x4, con sendas de piedra y cañadones. Muy cerca del Paso Roballos -el cruce a Chile más difícil de Santa Cruz- y del camino del río Zevallos, es la ruta para la aventura, sólo para todoterreno. Hay una hostería, Lagos del Furioso.
Todos estos rincones se pueden recorrer en el verano previendo la reserva de alojamiento o contando con carpa.
Los avatares del ripio
Un parabrisas laminado es una condición obligada. En su defecto, se puede instalar un enrejado de alambre, con la consiguiente pérdida de visión del paisaje. Desde ningún concepto hay que dudar sobre la importancia de este tema; el ripio es inclemente al aproximarse dos vehículos. Los todoterreno ya vienen equipados.
Los vidrios laterales y trasero, sin embargo, son del tipo que se pulveriza en caso de impacto con un proyectil.
Si un cristal se hace añicos sin desplomarse, en unos kilómetros se puede convertir en lluvia de proyectiles de vidrio, por lo que es mejor terminar de romperlo y tapar la ventanilla como se pueda. Es aconsejable llevar un cartón de esos que se obsequian como parasol de publicidad y cinta adhesiva ancha.

El cárter con cuidado


Es muy recomendable, también, proteger el tanque de combustible y el cárter con un chapón o con goma gruesa. Esto es tarea para algún chapista voluntarioso. Sin duda, cuanto más alto es el vehículo, mejor. Los todoterreno tienen esas protecciones, aunque a algunos modelos se los debe reforzar.

Precaución con las cubiertas

Sí, en cambio, se puede prevenir en el tema neumáticos. Llevar cubiertas muy gastadas es un pasaje a un dolor de cabeza o, incluso, a un dolor craneal. Un reventón en el ripio es un tema delicado y muy frecuente. El consejo suele ser: neumáticos nuevos, en lo posible con cámara, muy inflados, y dos auxilios. Consulte con un gomero de experiencia acerca de su vehículo en particular.
Una revisión previa, repuestos usuales, agua y una reserva de combustible si la autonomía de su vehículo no es grande (especialmente los nafteros) completan, junto con un juego de mapas adecuados, los puntos principales antes de poner trompa al Sur.

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por Redacción OHLALÁ!


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