Es la pesadilla de todo viajero: llegar a destino, tal vez después de un vuelo agotador, y que la valija no aparezca. Estar parado durante una eternidad frente a la cinta de equipaje que va quedando vacía, y nada.
Me pasó una vez, hace 13 años, en Egipto. De nada sirvieron los reclamos ante la línea aérea ni las súplicas a los empleados aeroportuarios. Pero, ¡oh, sorpresa!, la valija apareció siete días después, cuando me había acostumbrado a usar túnica y sandalias como única vestimenta (compré el equipo en un rally de último minuto por las caóticas calles de El Cairo, la noche de mi llegada y un día antes de embarcar en un crucero por el Nilo). Y cuando, claro, me encontraba a un día de mi regreso a casa.
Existen, por supuesto, millares de viajeros con menos suerte. Es decir, aquellos que jamás recuperan sus valijas. Los índices son bajos, es verdad (alrededor del 1% en Europa y Estados Unidos), sobre todo si se tiene en cuenta que en 2010 volaron 2440 millones de personas en todo el mundo, al tiempo que se registraron 300.000 cancelaciones de vuelos.
Pero de esos 2440 millones,son muchos los viajeros que nunca se reencontraron con sus pertenencias. La pregunta del millón, entonces, es ¿adónde van a parar las valijas desaparecidas? Según la cadena norteamericana CBS, el misterio –al menos en Estados Unidos– termina en Scottsboro, estado de Alabama. Allí funciona el Unclaimed Baggage Center, un depósito gigantesco donde recala el equipaje no reclamado y todo lo que hay en su interior, desde cámaras, celulares y computadoras hasta joyas, carteras o ropa. Cada día llegan 7000 artículos, de los cuales un tercio se tira, otro tercio se dona y un último tercio se vende, con precios entre un 20 y 80% menores a los valores de mercado.
Las conexiones de vuelos, sobre todo las que se dan con poco tiempo entre uno y otro, son uno de los principales motivos de pérdida de equipaje. A eso deben sumarse errores en el billete, en la carga o descarga, o en el etiquetado.
Las recomendaciones generales sugieren identificar siempre las valijas por fuera y por dentro, no despachar objetos de mucho valor afectivo o económico (ni siquiera calculadoras, ya que alguien puede abrir una valija pensando que se trata de una minicomputadora), o aquello que no se puede reemplazar (documentación importante, por ejemplo).
Además, tener un listado con los objetos que van dentro de la valija en caso de tener que realizar una denuncia por robo parcial o total. Las aerolíneas suelen pagar por la pérdida de un equipaje según su peso, convenio que varía según la compañía y el país (en el nuestro, la indemnización es de "dos argentinos oro por kilogramo de peso bruto", sic).
Por lo general, la línea aérea trata de recompensar el total de lo que se reclama, salvo casos absurdos como el del dueño de una maleta extraviada que aseguró tener dentro dos trajes de Dolce & Gabbana, dos de Gucci, y... ¡un sobre con mil dólares! Finalmente su maleta llegó, y cuando se la revisó, los empleados de Delta Airlines comprobaron que no contenía nada de lo que había reivindicado.
Aunque mayor fue la sorpresa que se llevó la gente del Unclaimed Baggage Center cuando encontró un diamante dentro de una media, además de una serpiente cascabel viva, también dentro de una valija.