Créditos: Corbis
Por Juan Yesnik
Especial para RevistaOHLALA.com
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Cada día son más las parejas o matrimonios que se permiten una relación sexual libre o abierta. Algunos, incluso desde los primeros tiempos de relación acuerdan liberar al otro para que cumpla con sus deseos o fantasías, sin por eso considerar la aventura sexual como una infidelidad.
Esos "acuerdos" suelen renovarse o modificarse con el correr de los años. Es que, como en tantos otros aspectos, cada pareja encuadra y extiende los límites de acción y tolerancia que ambos puedan llegar a considerar. Como decimos siempre, la relación de pareja es un mundo donde "todo vale" mientras que en todo momento haya consenso de ambas partes a la hora de establecer los "permitidos".
Por un lado, las relaciones abiertas creen importante (y fundamental) diferenciar lo que es "el amor" del "sexo sin amor" (o "sexo sólo por placer"); por otro, reconocen que hay otras cuestiones o apetencias que excitan a sus parejas más allá del sexo que puedan compartir juntos.
En las consultas suelen escucharse testimonios como éstos: "Nos amamos, pero él necesita cosas que yo no puedo ni me interesa darle. Mientras que lo que encuentre en otra mujer sea sexual, no creo que haya riesgos" ; "Ella me confesó que incluir a una mujer en la cama la excita por demás; a veces somos tres, otras; sólo ellas dos" ; "Le gusta ver como tengo sexo con otro; a mí me encanta que goce mirándome... en definitiva, somos "swingers" con ciertos límites, aunque preferimos llamarnos 'matrimonio abierto'" ; "A él lo excita masturbarse viendo pornografía y sexo en vivo en Internet... ¿por qué voy a enojarme por eso?..."
Todos los profesionales de la salud coinciden que el diálogo sincero es la clave para sostener cualquier vínculo. Muchas parejas mejoraron, incluso su vida familiar, después de haber blanqueado ciertas fantasías que los abrumaban o los abarrotaban de culpa. Es más, muchas relaciones han descubierto que sus parejas fueron perdiendo con el tiempo ciertos "gustos especiales" por el sólo hecho de haberlos compartido y habilitado.
Tener fantasías es lo más sano y natural, siempre y cuando no deriven en un trastorno o pongan en riesgo la integridad o bienestar físico y/o emocional de uno, de otro y de ambos.
¿Te animas a una relación abierta? ¿Cuáles serían los límites de tolerancia? ¿Qué "permitidos" estarías dispuesto a regalarle a tu pareja?
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