A Liniers, uno más y salimos. Ese era el voceo que se escuchaba al salir de la cancha para viajar de parado, en un camión abierto. Desde River o Boca o cualquier clásico, los aficionados se subían a un charter improvisado antes que los años noventa hicieran popular esa palabra.
Era un aporte precoz de la viveza criolla emparentada con el primitivo colectivo y las combis de hoy.
¿Quién podría pensar entonces que en el siglo XXI, Ryanair, empresa irlandesa líder en los servicios de bajo costo ( low cost ), tomaría esa idea para incorporar pasajeros de parado en sus aviones? Como se informó el domingo último en este suplemento, piensan en un sistema de plataformas con soporte para el huesito dulce (coxis) y reemplazar el cinturón de seguridad por un arnés de montaña rusa.
Como de costumbre en estos tiempos los chinos la vieron primero ya que Spring Airlines ya pidió autorización para vender boletos de este tipo. Según dicen, el propio vicepremier Zhang Dejiang pensó que los pasajeros podrían viajar en avión como lo hacen en algunos ómnibus: sin asiento, ni equipaje, ni comida, ni bebidas y a precios muy convenientes.
Esta es una apuesta singular para atender una doble necesidad. Por una parte la de las aerolíneas que buscan mayores ingresos y por la otra los que quieren viajar pagando lo menos posible, aunque sea incómodamente porque el avión llega igual para todos. Es como comer una porción de mozzarella de a pie en la pizzería porque es la misma que nos sirven de sentados.
Un invento argentino
Entre los inventos argentinos hay aportes tan singulares como el bolígrafo del ingeniero Ladislao Biro y el colectivo. Precisamente en 1928, en la otra gran crisis mundial, cuando los taxistas perdieron clientes. Todavía está en debate quién fue el primero en proponer compartir el vehículo entre varios pasajeros con un itinerario fijo. Así nacía el colectivo porteño.
Al principio todos iban sentados (igual que hasta hoy en los aviones), pero a medida que tuvieron éxito las carrocerías se fueron agrandando para llevar más pasajeros de pie. El que quiere la comodidad de los antiguos colectivos que se tome un taxi como le grita el conductor al que se queja de los barquinazos o que tenga que ser un atleta para poder subir.
Al principio nos resulta chocante que pueda viajarse de pie en un avión cuando en un bus de larga distancia no se pueda hacer por reglamento. Sin embargo, hay excepciones como hacerlo en puntos intermedios que tienen menos control y donde pagamos al conductor al subir sin quejarnos por la gente parada en el pasillo.
La palabra sobrevendido también se usa en aviación y, si de incomodidad se trata, las consecuencias de cancelaciones de vuelo, huelgas de todo tipo en especial en vísperas de feriados largos o vacaciones, las conoce cualquier turista y no sólo en el aeroparque de Buenos Aires.
El pitch y el legroom
Además, volar no es lo que era. Ir enlatados como sardinas o bajar contracturados por la incomodidad de un "mal asiento" es peor que ir de a pie. Como lo hacemos para caminar un poco con la excusa de ir al baño y sacarnos el cinturón de seguridad. Conviene saber la diferencia entre pitch y legroom que habitualmente nos confunden.
Pitch es la distancia entre un asiento y el punto similar en el que está adelante. Si es muy corto nos incrustamos la bandeja a la hora de comer. Y legroom es el espacio para extender las piernas que está ligado al dato anterior. Igual que al tamaño del asiento. Hay muchas líneas en Europa que cobran un adicional por mayor comodidad, incluso por darnos el ubicado en la salida de emergencia que es más amplio que los otros.
Aparecen incluso nuevas clases, como la Económica Premium, con asientos en las primeras filas y alguna ventaja que era común y ahora opcional a mayor precio. Sin incluir, por ahora, los Parados, que estarán al final de la Económica o Turista; los pasajeros de cuarta.
Por Horacio de Dios
almadevalija@gmail.com
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