Cariló me llama, me escribe, me manda mensajitos.
Estoy atendiendo y escucho que me llega un SMS y se me dibuja una sonrisa en la cara.
Estoy muy feliz con estas sensaciones. ¿Saben qué? Creo que nunca me había pasado.
Con mi ex marido las cosas se dieron siempre como "por conveniencia", sí, con todo lo mal que eso suena. Por comodidad, para suavizarlo un poco.
Éramos muy jóvenes y ambos veníamos de un entorno bastante tonto y conservador.
Nadie me enseñó que está buenísimo sentir adrenalina junto con el amor, que el sexo es escencial y que divertirse es lo más de lo más.
Nadie.
Lo que había que hacer era casarse con alguien parecido a uno, y ya.
Así me fue.
Cariló me invitó al cine. Allí iremos.
Tengo el sí fácil.
Ahora me pongo a trabajar. En 15 minutos llega el peor paciente del mundo.