"Cada persona es un mundo".
Me canso de escuchar y leer esta frase en todos lados. En general las frases hechas me sacan un poco, mucha gente las usa para evitar expresar lo que realmente quieren decir. A veces se usan como eufemismos para evitar decir cosas hirientes. Por ejemplo, si alguien quiere decir "es muy desordenado", dice "cada persona es un mundo" y no queda mal con nadie. Pero en algún punto es cierto que cada uno hace las cosas a su manera y más si no vive con nadie que le reproche nada.
Ahora que estoy viviendo sola hace dos meses más o menos, me doy cuenta de cómo cambió mi forma de hacer un montón de cosas. Si bien nunca fui desordenada, hay veces que llego sin ganas de nada, preparo lo primero que encuentro, me siento donde puedo, ceno y me quedo trabajando con la computadora o me voy a leer a la cama. Ya sé que di mil consejos para limpiar y ordenar, pero hay veces que el cuerpo no me da y termino cenando (o desayunando al día siguiente) entre apuntes, cuadernos, y cosas que fui sacando de alguna de mis carteras la noche anterior. No me enorgullece esto, pero tengo que mostrarles cómo desayuné hoy para que entiendan de qué hablo.
Por suerte me canso rápido del desorden y me pongo a acomodar las cosas en cuanto me veo en esa situación. Sacar esta foto me ayudó bastante.
Por otro lado, nunca fui de comer al paso. Siempre intenté hacerme el tiempo para sentarme y comer en un plato. Desde que vivo sola que el desayuno lo como casi siempre (excepto hoy) parada en la cocina. A medida que van saliendo las tostadas las unto con mermelada o queso y me las como ahí, semidesnuda antes de entrar a bañarme. La única ventana que no tiene persiana del departamento es la de la cocina, y a veces cuando me estoy por entrar a bañar me quedo agachada para que los vecinos no me vean en bombacha y corpiño. Esa imagen debe ser lamentable, pero a la mañana casi nunca tengo el tiempo de sentarme y comer tranquila.
Yo tengo mesa con sillas, pero Pato, en cambio, tiene una mesa ratona al lado del sillón y ahí comemos cuando estamos los dos. Sino él cocina y come en la barra sentado en unas banquetas. A él le resulta muy cómodo.
También adopté esa odiosa costumbre de no tener nada comestible en la heladera. Si hay algo que odiaba de las casas de mis amigas que viven solas y de la de Pato era eso. Lo único que me duran son los condimentos. Como verán tengo una gaseosa de hace unas semanas, queso untable, una mostaza y unos rabanitos que cené ayer a la noche, después de sacar la foto. También por ahí perdido hay un champagne que me regalaron unos amigos por mi mudanza. Como dije en algún posteo anterior, la cena siempre la compro en el día, pero no me vendría mal tener cosas para comer durante el día.
Otro asunto que cambió es el orden del placar. Cuando vivía con mi familia una vez al mes tenía que ordenar y doblar la ropa sí o sí porque ya no daba para más, pero desde que vivo sola lavo la ropa, la doblo y ahí queda, prolija y lista para usar en el placar.
En resumen, creo que de a poco fue cambiando mucho mi forma de ser. Antes solía decir "soy re obsesiva" y ahora no puedo afirmar lo mismo. No tienen más que mirar mi casa para comprobarlo. Soy organizada, pero es imposible mantener todo reluciente.
¿Ustedes sienten que cambiaron algo desde que viven solas? ¿Están más relajadas o más obsesivas con el orden y la limpieza?