Dios, los que salieron anoche, vieron lo que era la calle? Hace mucho que no veía tanta gente junta.
Fuimos a comer con 5 amigas a un lugar cerca de casa. Uno que queda por la plaza de Belgrano R. Estuvo buenísimo y, como adelanté ayer a la mañana, la mejor parte fue saber que nadie me esperaba en casa.
Durante la comida y como era de esperar (creo que en todas las reuniones del día del amigo nos pasó), se los acercó más de un tipo a hablarnos, insinuarnos asuntos, e invitarnos a lugares.
Tanto los años anteriores como ayer, las propuestas fueron prolijamente rechazadas.
Pero ayer el asunto me hizo ruido: soy soltera? Cuándo dejo de ser casada? El día que firme mi divorcio? Tengo derecho? A qué tengo y a qué no?
Eso, claro, desencadenó otro tipo de pensamientos: Nicolás, se enamorará rápido de otra mujer? Lo podré soportar?
Cuándo voy a sentir el deseo de, quién te dice, divertirme con un tipo? Porque francamente, ahora mismo, estoy lejísimos de imaginarme con cualquiera.
Me voy a trabajar, con esta máquina, que se llama cerebro.