Publicado por Silvia.
Silvio se fue afuera de la ciudad con sus amigos el miércoles a la tarde, jueves y viernes, por una despedida de soltero. Cuando volvió se quiso hacer el misterioso respecto de lo que habían hecho durante los tres días. Yo, honestamente, creo que se atragantaron de asado, Fernet y Póker. Pero no es esto de lo que quiero hablar, sino del hecho de haber tenido, después de ya varias semanas, varios días con toda la casa para mi sola. Yo estoy muy contenta viviendo con Silvio, y apenas se fue ya quería que volviera.
Pero también está bueno de vez en cuando volver a ser 100% individual e individualista y hacer exactamente lo que uno quiere en cada momento. Y en lo que más vi esto concretado fue en algo muy chiquito, menor, tal vez insignificante. Volví a ver Dulce amor , una novela que me hace revivir grandes momentos de mi vida televisiva como Una voz en el teléfono, Café con aroma de mujer, Resistiré y Montecristo. Esas novelas las vi con devoción religiosa, sola y con amigas y amigos (sí, varones, Silvito); hablábamos de lo que había pasado y de lo que iba a pasar en la novela como adolescentes eternos, imitábamos a los protagonistas y mientras estábamos metidos en esa atmósfera, cuyo embrujo podía durar varios meses, todo lo comparábamos con ese universo.
Todavía me acuerdo del planazo que fue juntarme con tres amigas a ver el capítulo en el que Laura se encontraba con Santiago en Montecristo . Piel de pollo. Todas las novelas de mi vida tienen algo en común: son previas a la era Silvio. Porque desde que estoy con él, no puedo seguir ninguna novela. De Dulce amor me considero fan, aunque honestamente no habré visto más que unos pocos capítulos, incluso considerando esta panzada de capítulos on line. Sólo lo veo cuando Silvio no está. Si él llega en la mitad, me sale apagar, levantarme del sillón, ponerme a charlar con él, y al día siguiente trato de chusmear la web para actualizarme. Con Dulce amor tengo una relación como a escondidas, como si fuera un amante. Ya lo hemos hablado acá de nuestras diferencias como televidentes. Lo único que podemos ver juntos en televisión –y dejo afuera lo que es ver series o películas que alquilamos (sí) o bajamos porque eso es más "un plan"- es algunos documentales, alguna repetición de Seinfeld y, afortunadamente, la única serie actual que nos hace detener el zapping a los dos por igual: The Big Bang Theory.
Debo decir que Dulce amor no me hizo no extrañar a Silvio, así que cuando volvió me puse muy contenta... Y, lógicamente, le volví a hablar de esa novela. No pierdo las esperanzas de que se enganche. Pero la verdad es que empiezo a considerar mi larga historia de amor con las telenovelas como una costumbre pasada que tengo que enterrar en el cajón de mis recuerdos. Sépanlo: hay una lágrima sobre... el control remoto.