
Por esas cosas de la vida, tanto mi madre como mi suegra viven lejos de casa. Lejos, lejos. Lejos avión. Abuelos ya sabemos que Benjamín no tiene, -eso lo hemos visto en una clase anterior-. Pero abuelas sí tiene, aunque están a un viaje de avión de distancia.
Y ahora, en plena etapa de planificación con respecto al día D (extracción del fibroma quedó de momento en stand by), estamos decidiendo qué hacer con las visitas: ¿recibimos a la/s abuela/s en casa desde antes del nacimiento o será acaso más provechoso recibirla/s después del parto? ¿Será mejor que mi mamá esté conmigo desde el minuto uno o será mejor que primero nos adaptemos los tres a la nueva vida y luego, una vez adaptados, recibir visitas?
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