A los 20 todo te daba lo mismo: te ponías la crema del cuerpo en la cara, te anotabas en un gimnasio al que ibas dos veces al mes y pasabas del atracón de papas fritas a la dieta de la Luna. Pero el cambio de década es, en lo referente a lo estético y la salud, una especie de baldazo de realidad: es inevitable que te mires al espejo con una lente de aumento.
Y la conclusión es que, por primera vez en tu vida, te enterás de que el cuerpo no es todoterreno. Ves algunas arrugas gestuales, la cola y las lolas empiezan a dar muestras de la ley de gravedad (y ni hablemos si tenés hijos), vivís contracturada por el exceso de trabajo, y basta con alimentarte mal una semana para que te salgan ojeras. Frente a esto, sobreviene una necesidad casi espiritual por renovarte: comprás cremas buenas, cuidás más tu alimentación, elegís ejercitarte de un modo más profundo y hasta te liberás de los prejuicios y te animás a consultar un cirujano plástico.
Todo lo que hagas está bien, siempre que no te excedas: es normal que quieras cambiar, pero si estás disconforme con todo lo que ves, eso puede revelar un problema interno que sería mejor conversar en una terapia. No te exijas de más y tomate tiempo para cambiar, porque a los 30 empieza la mejor parte.
Y la conclusión es que, por primera vez en tu vida, te enterás de que el cuerpo no es todoterreno. Ves algunas arrugas gestuales, la cola y las lolas empiezan a dar muestras de la ley de gravedad (y ni hablemos si tenés hijos), vivís contracturada por el exceso de trabajo, y basta con alimentarte mal una semana para que te salgan ojeras. Frente a esto, sobreviene una necesidad casi espiritual por renovarte: comprás cremas buenas, cuidás más tu alimentación, elegís ejercitarte de un modo más profundo y hasta te liberás de los prejuicios y te animás a consultar un cirujano plástico.
Todo lo que hagas está bien, siempre que no te excedas: es normal que quieras cambiar, pero si estás disconforme con todo lo que ves, eso puede revelar un problema interno que sería mejor conversar en una terapia. No te exijas de más y tomate tiempo para cambiar, porque a los 30 empieza la mejor parte.
Y vos, ¿qué pensás?
Más dilemas que te parten la cabeza:
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