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Dos comunitarios para visitar ahora

Es un muy buen momento para conocer Bulgaria y Rumania, antes de que aumenten los precios




La cigüeña de 2007 vino con dos bebes bajo las alas. El 1° de enero Bulgaria y Rumania se sumaron a la Unión Europea y ahora son 27 países los integrantes de la comunidad de 500 millones de personas. Se acentúa de esta manera el proceso que se desencadenó desde la caída del Muro en 1989, cuando Europa Oriental se fue integrando a Occidente. Esto produjo una notable expansión de la oferta turística. Un dato para tener en cuenta: los precios, en la mayoría de los ex regímenes comunistas, al principio son menores. Luego, al compás de la demanda, van aumentando.
Es cuestión de aprovechar la oportunidad para gastar menos y conocer un mundo que estaba aislado, encerrado en sí mismo, y de difícil acceso para nosotros.
Los primeros visitantes llegaban atraídos por las ventajas económicas y volvían encandilados por la riqueza de paisajes y culturas en pueblos de una larga y compleja historia. El caso de Praga es un dorado botón de muestra.
¿Qué sabe uno de Bulgaria? En mi caso, muy poco. Salvo la legendaria belleza femenina y el notable desarrollo del que hablan las noticias, superior en estos tiempos al 4 o 5 por ciento anual. Es un país pequeño, del tamaño de Catamarca e igualmente montañoso, con casi 8 millones de habitantes.
Sofía, su capital, que significa sabiduría en griego, está orgullosa de su lema: Crece pero no envejece . Por allí pasaron los emperadores Diocleciano y Justiniano, y en el siglo IX se consideraba uno de los Estados más poderosos de Europa junto al Imperio Bizantino y el imperio de los francos con Carlomagno. En esa época los hermanos Quiril y Metodiy crearon el alfabeto eslavo llamado cirílico modificando algunas letras del griego y creando otras nuevas. Sigue siendo su idioma, lo mismo que en Rusia y Serbia, lo que no es simple para el extranjero aunque las traducciones están aumentando.
Los fanáticos del esquí ya la conocían por sus magníficas pistas en el cerro Vitosha, sobre Sofía, y en especial por Bansko, que es una reliquia medieval. En la última temporada, cuando faltó nieve en muchos centros, allí no tuvieron problemas.
Rumania es mayor (237.000 km2 contra 111.000), comparable con Río Negro y con 22 millones de habitantes. Su nombre viene de "tierra de romanos", fue parte oriental del Imperio Romano, y su idioma es de origen románico, muy distinto del cirílico. Al igual que Bulgaria luchó para independizarse del Imperio Otomano y su religión es también cristiana ortodoxa.
En los años 30 del siglo XX se consideraba a Bucarest la París de la región, y luego del derrumbe del comunismo todavía asombraba el conocimiento amplio de francés entre su población. La dictadura de Ceausescu destruyó gran parte de las iglesias y del tesoro arquitectónico de la capital, Bucarest, para reemplazarlos con edificios enormes y feos. Sin embargo, los rumanos han rescatado parte de su patrimonio. Con la naturaleza deslumbrante de los Cárpatos, el Mar Negro, el delta del Danubio, los monasterios del Norte y un vasto etcétera, como la fama de Transilvania por el conde Drácula, hay que disfrutar también de su cocina tradicional y famosos vinos.
Porque la gastronomía es la compañera de ruta del turista, especialmente en esta zona cuya complejidad salta a la vista con sólo observar el mapa. Ahora y siempre.
Por Horacio de Dios
almadevalija@gmail.com

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