
En tres o cuatro días se puede conocer Estambul, una ciudad diferente. Vale la pena hacerlo. Y es bueno también, para empezar, leer la historia del Imperio Otomano antes de viajar allí. En pleno auge (1453) tomó Constantinopla (hoy Estambul), capital del Imperio Romano de Oriente, dando fin a la Edad Media. En 1932 se convirtió en una moderna república sin el sultán y su harén.
El lugar para estar es la plaza Taksim donde hay muy buenos hoteles (como el Point Hotel), entre 150 y 300 liras (a dos liras por euro). Sobre el Bósforo hay cinco estrellas más caros (Radisson, Four Seasons y Swiss Hotel) con vistas magníficas, pero peor ubicados para desplazarse.
En Taksim se toma un funicular subterráneo que une la colina con la orilla de Bósforo (Kabatas), donde se visita el Palacio Dolmabahce (última residencia de los sultanes). El precio de la entrada incluye una visita guiada. Desde Kabatas sale un moderno tranvía de dos cuerpos que tiene estaciones en todos los lugares que vale la pena ver.
Al cruzar el puente sobre el Cuerno de Oro, que une las partes moderna y vieja de la ciudad (donde está Taksim), en la parada Eminonu, está el puerto desde donde sale el crucero de una hora y media que recorre el Cuerno de Oro y el Bósforo hasta el segundo puente que une la parte occidental con la oriental. Desde el mar, la vista de los palacios, mezquitas y de la ciudad toda es lo mejor de Estambul. Numerosos barcos transitan permanentemente por el Bósforo, que comunica el Mediterráneo con el Mar Negro. Es un placer verlos.
Este mismo tranvía nos lleva al Palacio de Topkapi (primitiva residencia de sultanes y sus harenes), la iglesia de Santa Sofía, Mezquita Azul, la cisterna (antiguo depósito de agua subterráneo con gran cantidad de columnas), el Gran Bazar y el Hipódromo (antiguo centro cívico).
Negociar en el Gran Bazar es toda una experiencia. Si se quiere comprar una alfombra es conveniente ver el costo en la Argentina para tener un punto de referencia. Empezar ofertando un 30% del valor propuesto es un buen comienzo. Hay muchas galerías repletas de locales.
Disponiendo de un día adicional se pueden conocer las islas Príncipe, lugar de verano y playa de los estambulitas. El ferry que sale de Kabatas tarda una hora y las islas se recorren caminando, en carro o bicicleta porque los vehículos motorizados están prohibidos.
La limpieza y la seguridad son muy buenas. Los comerciantes hablan inglés, castellano o lo que sea. Los demás no, pero uno se entiende igual. Se puede caminar a la noche por Taksim y elegir alguno de los muchos restaurantes de la zona de los hoteles donde se come muy buena cocina internacional por precios similares a los de la Argentina.
SEGUIR LEYENDO


MasterChef Argentina: el paso a paso para hacer la receta del risotto

De guacamole a chile: glosario de picores de la comida mexicana

Cómo fue mudarse en familia a Sevilla: los imperdibles para recorrerla
por Connie Llompart Laigle

Receta en 10 minutos: frittata de brócoli
por Anita Ortuño
