No me pueden haber salido más ricos. Y lo digo sin fanfarronear. Ya tenemos confianza: he contado fracasos y desilusiones en este blog, pero hoy, modestamente, me felicito.
Hice unos agnolotis de calabaza para chuparse los dedos.
Compré las tapas de empanada. ¿El relleno? Una calabaza que corté en rodajas y puse en el horno. Cuando ya estaba cocida, la pisé cual puré y le agregué una cucharada de queso Finlandia Light, queso de rayas, puerro (que había salteado previamente) y un huevo. Rellené los discos, los cerré como para hacer una empanada pero en vez de repulgue uní sus puntas logrando así un hermoso agnoloti.
Una belleza. Os recomiendo.