Si vieran lo linda que quedó la pollerita de india, se caerían de traste. ¡Con la mamá de Indira ya estamos pensando en abrir una casa de disfraces! Hablando en serio, vamos lento, pero bien vale y valdrá la pena el esfuerzo.
Y hoy no un proyecto, sino algo bien concreto: una reunión laboral "seria", por llamarla de alguna manera. Uy, es increíble lo rápido que -en este ámbito- pierdo la gimnasia para caretearla. No tengo siquiera un maldito par de sandalias. Y no da que vaya con zapatillas ni menos con hawaianas. Encima mi asesor de imagen -mi marido- todavía viaja. Pero ya fue, pongámosle que con un poco de maña resuelvo el aspecto (¿a qué embarazada le miran las patas?); ahora bien ¡¿cómo disimular el desborde emocional que llevo adentro?!
¡Si supieran lo que parpadeo cuando pienso! O las injustificadas pausas que a veces me tomo entre palabra y palabra. O el poco sentido de la ubicación que tengo (siempre lista para preguntar lo más personal en cualquier hueco). En pleno puerperio, cuando recién volvía al ruedo, directamente optaba por callarme y decir a todo que sí, casi sin inmutarme.
¡Masí! Hoy, a decir verdad, estoy relajada -me chupa un hué-, así que, vaya hecha un desastre o diga cualquier pavada, será lo que deba ser.
Pero antes, de más joven, sí. Lo que habré sufrido antes con este tipo de reuniones. Y lo que me costaba a mis veintipico negociar un aumento, por ejemplo.
¿Y Uds.? ¿Cómo viven las relaciones con sus superiores? ¿Cómo negocian las condiciones? ¿Cómo fue la vuelta? (después de la licencia) A las que trabajan por su cuenta: ¿cómo llevan el vínculo con los clientes? Y a las que estudian: ¡¿cómo se relacionan o relacionaban con los profesores?!
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