Newsletter
Newsletter

Fluyendo (de pura casualidad también)




Anoche cuando salí de la agencia (sí, era de noche, últimamente no logramos irnos en horario coherente) salí por la puerta hecha un tornado, caminé media cuadra y ahí estaba Mariano. Evidentemente somos vecinos laborales. Estaba entrando al estacionamiento donde deja su auto, con el papelito en la mano a punto de pagar. Cuando me vio, se acercó, me saludó con un beso y se rió.
-No me llamaste, le diste vueltas al tema y no me llamaste, ya me imagino. ¿Cómo sos, eh?
Y se siguió riendo. Yo no supe mucho que explicar, dije que había estado a mil y que la verdad que no me daba llamar.
-No tenía tu teléfono. Si no te hubiese llamado yo. Ahora si me lo das, te llamo.
Dicté así sin pensarlo y el lo anotó en su Blackberry rapidísimo con un dedo.
-¿Te acerco a algún lado?

Si hay algo con lo que me taladró el cerebro mi madre de niña primero y de adolescente después fue:
-Nunca pero nunca jamás aceptás un caramelo de nadie que no conozcas.
-No te subís en autos ni motos de gente que no conocés. Me llamás a la hora que sea y yo te busco donde sea. ¿Queda claro?

Y bueno, treitañera y todo y sin saber bien por qué, me vi diciendo que no gracias, que lo esperaba a Pedro porque habíamos arreglado para comer con los chicos de la agencia.
-OK, entonces prometeme que tomamos algo temprano mañana a la tarde. ¿Te llamo y arreglamos? Relajá, Sofía, te llamo yo, je.

Y así quedamos. Llama el, saldremos a tomar algo a la tardecita (si logro escaparme) y veremos qué onda.

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?

¿Cuáles son los mejores lugares para probar este clásico postre italiano?


por Redacción OHLALÁ!

Tapa de revista OHLALÁ! de noviembre con Lidernnials

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP