A los 24 años, seis después de terminar la secundaria, en general todos terminaron alguna carrera o están a punto. Mari (o Mariana, aunque nunca la llamo así) es una de mis mejores amigas y está a punto de mudarse sola. Ayer yo estaba mirando una película en la computadora y escuché el ruidito del chat de Gmail:

- ¿Estás ahí?

- Sí, acá estoy. ¿Whatpass?

- Ayer no dormí. Soñé que estaba por comer en mi casa y me faltaba sal. Y pensaba:"¡qué bolu#&¡$%# ! ¡Cómo me voy a olvidar de algo tan básico!".

La noté colapsada por una pavada y la llamé por teléfono. Estuvimos hablando un buen rato y la intenté tranquilizar. Ella suele ponerse nerviosa por grandes cambios en su vida y además nunca se mudó, siempre vivió con su familia en el mismo departamento. Como dije cuando empecé, yo tengo experiencia en mudanzas y este movimiento fue estresante pero no fue nada que no haya vivido antes. Acá van algunos de los temas que tocamos en la charla:

Está entre nerviosa y ansiosa. Ella alquila y consiguió un departamento con dueño directo, sin inmobiliaria. Le salió bastante más barato y por suerte no hace falta pintar ni arreglar nada, al menos por ahora.

Ella cumple a fines de diciembre y el festejo va a caer cuando esté casi recién mudada. No sabe bien qué hacer. Su casa va a estar recién puesta y quiere festejar sin que se la toquen demasiado. Tampoco tiene en claro qué hacer con su familia. Yo le aconsejé que con ellos haga la típica cena en la casa de sus papás, que es más grande, así no tiene que trabajar tanto.

Estudia y trabaja freelance. En estos últimos meses le estuvo yendo bastante bien y por eso decidió mudarse, pero el problema es que nunca sabe si los ingresos que tiene van a ser constantes. No tiene certezas en relación a la cantidad de trabajo que le encargan pero decidió tomar ese riesgo. Mi consejo fue que en los meses de más ingresos intente ahorrar un poco por si el próximo viene flojo. Ahí fue cuando me dijo el ítem siguiente.

Empezó a hacer cálculos y le pasó como a mí (y asumo que a todas): la plata ya no va a ser sólo para comprarse sus cosas y para sus gastos. Mi respuesta fue: "vas a ver que ganás por otro lado, pensá que estás pagando un espacio para vos, lo vale".

La idea de tener su casa patas para arriba durante unos días la aterra. Como dije antes, nunca se mudó y es bastante organizada. La tranquilicé y la preparé un poco para los días de caos diciéndole que es una transición y que en general dura poco.

Ahí se me cayó el argumento "son unos días nada más". Compró sillas y una mesa, que se las entregan en un mes. No tuve palabras de consuelo porque yo pasé por la misma. Seguramente pida prestadas unas de plástico para pasar estos días. No es tan terrible, pero todo suma. Le dije que el sillón va a ser lo más difícil y me dio la razón. Vio varios y ninguno la convence.

"La relación con tu familia cambia, quieras o no y con cada uno de ellos", le dije. Al igual que yo, ella es la primera que se va de su casa y su mamá ya está sensible. Tiene mucho miedo a que se le instale y le diga cómo hacer cada cosa. Yo le conté mi anécdota del día de mudanza y la hice reír. Con mi mamá queríamos pedir algo de comer al medio día y para pedir empanadas no sé por qué El Noble Repulgue (el único delivery que tenía guardado en el celular) me pedía el código postal. Como no lo sabíamos mi mamá se levantó y sin pedir permiso le fue a tocar el timbre a mis vecinos. Casi la mato. Por suerte no había nadie y no contestaron. Las madres se meten, y está en cada una poner límites, aunque mi consejo fue que no está mal dejarse ayudar un poco. Yo lo veo a la distancia y mi mamá se portó muy bien. Algo invasiva, pero bien.

Que tengan un buen fin de semana.

Tina
tinavivesola@gmail.com

Les dejo el video de "Spring Rain" de TheGo-Betweens, que pinta un poco la situación acuáticapor la que pasamos todos ayer.