
Es incómodo que venga un técnico a tu casa cuando estás sola.
El que pone Internet, el que arregla el aire acondicionado, el rubro no interesa. El punto es qué hacemos en ese lapso de tiempo...
Desde que le vamos a abrir abajo (si vivimos en edificio) es incómodo. Luego la incomodidad nos acompaña en el ascensor. Mirás la llave, la vas preparando…Entrás, le presentás el artefacto a revisar, él dice "Permiso". Le ofrecés algo fresco. Te dice "Agua" y ahí ya no tenés nada más por hacer.
No te podés ir a otro ambiente (si es que lo hay) y dejarlo solo porque no da. Tampoco da quedarte al lado mirando. Entonces vas y venís. Agarrás algo y volvés.
Si te explica algo del inconveniente que está tratando de resolver, le decís “Ahhh, claro” como si entendieras, para que no te cobre cualquier cosa.
Cuando el dice "Bueno..." es que ya está.
Viene la parte del "Cuánto te debo" y listo. Fin.
Lo acompañamos. Remamos ese último viaje en el elevador.
Depende la onda y la edad se saluda con la mano, con beso o sólo de palabra.
Introducción, nudo y desenlace.
Todo incómodo.
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