

En el centro de Holborn, el barrio donde se levantan los Tribunales de Londres, en el 17 de Gough Square, se encuentra la casa, hoy convertida en museo, donde vivió el doctor Samuel Johnson (1709-1784), una de las figuras más simpáticas y destacadas de la literatura inglesa del siglo XVIII. Johnson estudió en Oxford, donde era muy apreciado por su inteligencia y por su excelente ánimo, pero donde sufrió la humillación de sentirse pobre frente a sus ricos compañeros. En 1737, se casó con Elizabeth Porter, Tetty. Ella tenía 46 años; él, 25. Fue un matrimonio de amor. El la adoraba, sobre todo desde el punto de vista físico. Ella era hermosa, imprevisible y sutilmente experimentada en el terreno erótico. Además leía comedias teatrales con una gracia irresistible que alegraba las tertulias de invierno junto al fuego de la chimenea. Lamentablemente Tetty falleció en 1752. Su esposo no volvió a casarse.
Johnson se destacó como periodista parlamentario, publicó una biografía sobre Richard Savage en 1744, pero se hizo célebre por dos hechos fundamentales. En primer lugar, la redacción de su Dictionary of the English Language, al que le consagró todos sus conocimientos y, en segundo lugar, la Vida de Johnson, que escribió James Boswell (1740-1795), admirador fervoroso de la obra y de la personalidad del gran lexicógrafo inglés. Boswell se dedicó a registrar los menores incidentes de la existencia de su ídolo literario, así como las opiniones de Samuel Johnson sobre todo tipo de temas. En verdad, Johnson le debe a Boswell la fama; más aún, la inmortalidad. Los dos escritores se conocieron en 1763 y, desde las primeras conversaciones, Boswell empezó a anotar todo lo que Johnson le confiaba. El resultado fue una obra maestra que se considera el modelo de la biografía moderna. Boswell reconstruyó en ella la atmósfera de los círculos literarios de aquellos años.
En la actualidad, quienes se internen en el dédalo de callejuelas que conducen a la casa de Johnson no saldrán decepcionados porque, una vez que el amable guardián les abra la sencilla y burguesa puerta, tendrán una visión de lo que era la vida cotidiana en un hogar londinense del siglo XVIII. En las paredes de los cuartos hay retratos de los personajes que rodearon a Johnson; por ejemplo, el célebre actor David Garrick, discípulo de Johnson y uno de los más famosos intérpretes teatrales de la época.
La casa fue alquilada por Johnson precisamente porque le parecía adecuada para el monumental trabajo de la compilación de su diccionario. Se trata de una construcción muy simple, de planta baja, tres pisos y un sótano. En la sala de recibo se puede ver la tercera edición del Dictionary. Johnson fue el primero en utilizar definiciones conceptuales en un diccionario; antes, los autores se limitaban a dar sinónimos. Además, el eminente lingüista empleaba el humor para darle vivacidad a su trabajo. Por ejemplo, cuando define avena dice que es un "grano que en Inglaterra se da generalmente a los caballos, mientras que en Escocia sirve para alimentar a la gente".
Entre los retratos que más llaman la atención se halla el de Francis Barber (1745-1801), el muchacho jamaiquino que sirvió a Johnson desde 1752 hasta la muerte de su patrón, y al que éste nombró su principal heredero, una decisión absolutamente inusual en aquellos años.
Los visitantes se sorprenderán cuando vean en una vitrina restos de cáscaras de naranja. Johnson acostumbraba hacerlas secar, las rallaba y, con el fino resultado de esa operación, espolvoreaba el vaso de oporto que tomaba después de las comidas. Sostenía que era el mejor remedio contra la indigestión.
En el primer piso, hay una pequeña sala de estar para las señoras, que éstas utilizaban después del almuerzo y de la cena para conversar lejos de los hombres. Otro de los cuartos es el que ocupó Anna Williams, una poetisa galesa, muy culta e inteligente, amiga de Johnson. Cuando ya era una mujer madura, Anna viajó a Londres para operarse de cataratas. La operación fue un fracaso, y precisamente en ese período falleció la esposa de Johnson. Como Anna tenía pocos recursos económicos, Samuel le ofreció vivir en su casa de Gough Square y la trató como a una hermana.
La biblioteca de Johnson está en el segundo piso. Es consultada por investigadores académicos y por apasionados de la literatura inglesa. A pocos pasos, está la pieza en la que se exhibe el testamento de Johnson. Pero lo que más impresión produce es el último piso donde el doctor se enclaustraba para producir su Dictionary. Un amplio escritorio servía para que alrededor de él trabajaran el lexicógrafo y seis amanuenses. Johnson no sólo se ocupaba de las definiciones, también investigaba las etimologías, asistido por sus ayudantes. Los cuartos y el mobiliario son tan sencillos como dignos. No hay lujos en la casa, pero tampoco nada que evoque pobreza. Más bien se respira un clima de confort intelectual, austero, pero acogedor. Quien quiera celebrar un cumpleaños, un casamiento, o dar una comida en el museo-casa de Johnson, puede alquilar la vivienda por una noche. La velada cuesta 300 libras. Una advertencia: no invite a demasiadas personas. Las habitaciones son pequeñas.
Hugo Beccacece
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca


