Llamé a Nicolás y le informé que el fin de semana no iba a estar y que, si le parecía, los chicos podían quedarse con él. Luego de un ridiculisímo "yo también tengo una vida", me dijo que pasaba a buscarlos su madre el viernes a la mañana.
Llamé a Cariló y le reconfirmé. Me pasa a buscar por el consultorio a las 6 y de ahí, partimos a nuestro fin de semana en la playa.
Mi jefe dijo que lo quiere conocer y que lo va a espiar por la recepción. Yo lo saqué carpiendo.
¿Cuán raro es todo esto? Me siento en otro mundo. Me siento otra persona y a veces me pregunto qué me vio este hombre.