Un té de algún yuyo raro y autóctono, un remedio natural y casero o hasta una bebida exótica que aseguran que es curativa.
En los viajes uno prueba de todo: los platos típicos con mucho sabor local, las bebidas características y también las pócimas más extrañas que ayudan a la digestión, diluyen los efectos del alcohol, dan energía y hasta prolongan la vida, si se tiene suerte y se da con el elixir indicado. Porque en el mundo hay de todo y para todos los gustos.
Aunque pasaron años y años todavía recuerdo a Bingo, un guía de lo más simpático que nos llevó de excursión en su 4x4 por una zona montañosa de la isla de Chipre, en el Mediterráneo oriental.
Sobre la guantera del auto tenía una botella de zivania, especie de whisky local. "Cura todo, da buena salud y fuerza; esto es alcohol puro", comentaba, casi como un anuncio publicitario, mientras bebía unos sorbos. Seguramente por esas montañas no había estrictos controles de alcoholemia.
La bebida, casi mágica, también se frota en el cuerpo para calmar dolores musculares y golpes. La probé y sólo sentí una especie de fuego que pasaba por el esófago. Casi seguro hubiera necesitado varias dosis para notar mejoras..., pero no me atreví.
En Gramado en el sur de Brasil, en los hoteles y restaurantes ofrecen a toda hora del día un té de cidreira, planta que dicen ayuda a conciliar el sueño y desestresarse, a la que me hice adicta en apenas unos días de viaje, hasta tal punto que no me iba a dormir sin mi tecito.
Por supuesto pasé por un supermercado y compré una caja, de las grandes. Pero acá, de vuelta, quién sabe por qué, prefiero manzanilla y allí quedó, en lo más alto de la alacena.
Un sábado a la mañana de paseo por Tonalá, muy cerca de Guadalajara, México, la guía me insistió para que probara el tejuino, bebida hecha con maíz fermentado, que aseguran que es indicada para el malestar estomacal, rehidrata y es natural.
En un puesto callejero, el vendedor se encargó de las explicaciones de rigor: se muele el maíz, se cocina en una olla de barro y se deja fermentar. "Es una bebida de reyes, muy antigua", me aseguró el vendedor y me ofreció. Probé sin esperar milagros y me gustó, aunque no lo suficiente para esperar efectos positivos. También en Guadalajara, después de una borrachera aseguran que es infalible la torta ahogada, que no es otra cosa que un sándwich sumergido en una salsa roja y picantísima. Por suerte no tuve necesidad.
En la lista, que sería interminable, hay que sumar el infaltable viagra natural que en cada rincón del mundo afirman que tienen en diferentes versiones. En Perú, la maca es algo así como el ginseng de los Andes o, mucho más marketinero , el viagra de los incas. La maca es una raíz que crece a más de 4000 metros y que se usa desde hace siglos como alimento y producto medicinal. Las raíces de la planta de maca se pueden comer frescas o secarse y almacenarse, o en la versión más moderna, en pastillas.
En Brasil prefieren el guaraná, arbusto originario del Amazonas, con semillas muy ricas en cafeína y otras sustancias estimulantes, que hasta usaban los indios y que se vende en polvo para preparar.
También recuerdo en los mercados árabes a los vendedores de especias que promocionan a viva voz un polvo azul con altos poderes afrodisíacos.
Es cuestión de animarse y probar, no tanto por los posibles buenos efectos del producto en cuestión, sino por la experiencia de acercarse un poco más a la cultura de cada lugar de una manera casi mágica.