Publicado por Silvia
Entiendo que las estadísticas dicen que la gente se casa cada vez menos, pero nosotros cada vez tenemos más casamientos.
Y creo que, como le debe pasar a casi todos, cuando alguien se casa inevitablemente pienso en mi casamiento. Cuando me fui a convivir con Silvio, mi querida abuela me preguntó: ¿y cuándo se casan? (A veces algunos se ponen en pose de insaciables con los demás: cuando me case me van a preguntar cuándo voy a tener hijos, cuando tenga el primero me van a preguntar para cuándo el hermanito y así). Yo, que estaba un poco cruzada ese día, le respondí: "nunca. Ya está, vivimos juntos... Es lo mismo, ¿no?". Y ella, con su habitual candidez y cariño, me trató de explicar por qué no era lo mismo. Pero no me convenció.
Algunos, cuando hablan en abstracto del tema (incluso sin estar en pareja), dan explicaciones racionales de por qué casarse. Pero no conocí a ninguna pareja, excepto las cosmopolitas que tienen que resolver cuestiones de pasaportes, que cuando se estén casando (ya no en un sentido abstracto), lo hagan con una explicación racional. Nadie me dijo nunca: "sí, nos casamos porque así cuando nos queramos separar es más fácil ver de quién es cada cosa".
Hay días en los que me quiero casar y días que para nada. Pero los días en los que me quiero casar son más pensando en todos los festejos y la cosa linda de celebrar el amor. Silvio me dice: hagamos una fiesta sin casarnos. Él no se quiere casar bajo ningún punto de vista, pero honestamente tampoco tiene buenos argumentos para decirme por qué no. Viviendo juntos, ¿cómo sería el día después de nuestro casamiento? Para mí, convivir es un poco estar casado. Para Silvio, es estar casado del todo, excepto por cosas, de nuevo, de documentos y burocracias. Pero para mi abuela hay algo más, que nunca sabe poner en palabras...