Quiero mejorar como mamá. Ayer pensé esto y por la noche, antes de dormirme, se lo repetí a marido.
Ya sé que caigo en un lugar gastado, por así llamarlo. ¿Qué mamá no querrá mejorarse como tal? ¿O qué ser humano estará tan superado como para no sentir ni un pelín de ganas de crecer en algún sentido?
Lo importante es escucharse -sin juicio-, aún cuando nos estemos dando la lata con los mismos eternos imperativos.
Querer mejorar como mamá, por otro lado, no significa no reconocernos todo lo que hicimos y hacemos. Incluso es un deseo que perfectamente va de la mano con aceptarnos, asumirnos, con no sobre-exigirnos...
Sí, ayer, mientras acunaba a Lupe en brazos (por segunda vez, porque se había despertado) me vino la certeza: "la fuerza de la paciencia está en relajarte, nena. No hay que salir corriendo a ningún lado, bancate estar con esa personita caliente en brazos hasta que se duerma. Disfrutá con ella."
No es que pretenda ser una súper mami (nada más alejado), pero sí sé -y está bueno recordármelo- que muchas veces un berrinche puede ser la antesala de un abrazo distinto, y que el deber de cuidarlos (a nuestros hijos) se torna mucho más ameno (e incluso divertido) si sabemos entregarnos a ello.
El otro día veía a mi cuñada embarazada y la escuchaba proyectando su parto, barajando los nombres que ya había pensado... y por un ratito pude, a ver, cómo decirlo, pude sentir el perfume de todas sus ilusiones intactas. Y no es que desdeñe el aprendizaje que me dio haberme metido en el barro, ese encuentro con la realidad a cara lavada... sino que desde este lugar, REAL, íntegro, chiquito, grandioso, ambiguo, complejísimo... desde este lugar me propongo aflojar todavía más las tensiones de mi cuerpo/mente cuando estoy con mis tiranas... no olvidando que no hay nada mucho más "cool" ni sabio que saber estar ahí con ellas... y que con cada momento de buena presencia estoy contribuyendo (mucho) al autoestima de 2 adultos el día de mañana.
¿Qué piensan?
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