"Ñoqui", así era llamada yo de adolescente por los hermanos Seco (estoy hablando de una compañera -y su hermano- de mi colegio secundario, el Andersen).
Por un dedo gordo accidentado.
¿A qué edad? A mis 5, 6 años. A raíz de un tironeo-competencia con mi hermano. Lanchitas chocadoras, parque temático en Los Ángeles (Estados Unidos). Ahí íbamos ambos, él al volante, yo haciendo las veces de hermanita menor acompañante: hago-todo-lo-que-me-digas PERO ¡quiero-manejar-yo-también!
Qué contradicción, la tensión de mi vida, quiero manejar y termino dejando que el otro me maneje... ¡ah, sí, le hice caso!
Mi hermano me dijo: "si querés manejar, o sea, si querés tener vos el volante, tenés que hacer esto". No sé si fueron esas palabras. En realidad, se estaba mandando la parte con un "truco" que acababa de descubrir y me hizo entender que a menos que yo también lo dominara, iba a tener que seguir en mi lugar, el de acompañarlo. "Quiero poder hacer eso, ¿por qué no?" Parecía tan fácil. No lo explicó, lo ejemplificó: estiró el brazo hacia afuera y con la mano evitó el golpe, el choque de la lanchita chocadora, lanchita que justo nos estaba chocando (o casi).
Y entonces, ahí fui yo. Sin pensarlo. Saqué el brazo, estiré la mano y "aaahhhhhhhh, mi dedo, ¡mi dedo!" Ay, ay, ay, mi dedo gordo de la zurda quedó entre ambos carros.
Sentí el impacto. Y no sólo físico.
El impacto psicológico de saberme protagonizando un accidente, mis padres desesperados, ambos socorriéndome.
Creo que en aquel viaje no tenían cobertura médica siquiera. Igual, imagínense que caer en una clínica pública en aquel sitio era un lujo... aunque tampoco recuerdo si en efecto era pública.
Lo que sí recuerdo es que en la primera visita al centro médico la enfermera me pinchaba la uña, intentando agujerármela, sin éxito. No sé bien por qué, ¿estaría infectada? También recuerdo que finalmente, después de un par de visitas, fui... ¿operada? Sí. Debían quitarme la uña por completo.
De consuelo, mis padres ya me habían comprando un osito, un osito de peluche, con un cuore que decía TOUCH ME, y al ser presionado despedía una melodía que todavía siento escuchar. Ay, si pudiera tarareárselas, se las tararearía.
Y el día de la operación: una Barbie. Una Barbie gimnasta. En Toys"R"Us, una juguetería yankee del tamaño de Jumbo.
Y mi hermano tuvo celos. "Lero, lero, lero, lero... ¡Mirá lo que A MÍ, y SÓLO A MÍ me compraron!" Jajaja "Por tu culpa", le habré telepateado. "Por no haberme dejado manejar sin pedirme que pase un test de liderazgo.
¿Sacar la mano para evitar el choque? Vaaaaaamos ¡Cuando lo divertido de los autitos o lanchitas chocadores es eso! ¡Chocar y que te choquen!"
¿Cuáles son las marcas de su cuerpo? Yo sólo desarrollé la historia de mi dedo, pero tengo varias: cicatriz de cesárea, tres puntos en la frente, un lunar que ya no existe en el medio del pecho, son las primeras que se me vienen en mente, ¿ustedes?

Sí, ya sé, esta foto ya la conocen... pero miren bien.

He aquí ÉL.
PD: Quienes quieran sumarme como "amiga" a Facebook, aquí me encuentran: Ine Sainz Interesadas a talleres: Ablandar la mano
En esta nota: