¡Buen día!
Como diría mi amiga Kenta, "estoy tronada", ¿por qué será que cuanto más tiempo tenemos para descansar, más agotadas estamos? ¿No les pasa? Acá estamos todas con cara de fin de semana largo.
Creo que cuando nos salimos de nuestras rutinas, que nos ordenan y enfocan, entonces nos desarma un poco, ¿no? Hoy tenía que amanecer muy temprano y no un hubo caso: ¡apagué tres veces el despertador!
En fin, ya estoy acá, disfrutando de este día veraniego, ¡volvieron a salir a pasear mis jeans blancos!
Les quería contar una anécdota, resulta que el sábado quise darme un gustito y comprarme algo de ropa. Entonces cuando estaba a punto de pagar por un vestido de algodón con toque indie, ¡no encontraba la billetera! La busqué por todos lados, tenía como tres bolsas encima, y nada. Supuse que me la había dejado tirada en el auto; le pedí a la cajera que me esperara y volví sobre mis pasos. Busqué y busqué... Nunca apareció. Era raro, la había chequeado justo antes de estacionar. Así, cuando estaba a punto de endilgarle al misterio el caso de la billetera perdida. Un señor que trabaja de seguridad para uno de los edificios de la zona, me dice: "¿Usted perdió una billetera? La dejó encima del auto". Y él me la había guardado.
Este simple hecho me alegró la tarde, qué hubiera pasado si perdía una vez más todos los documentos, ¡registro incluido! Estos pequeños milagros cotidianos, las buenas personas con las que uno se topa, y el broche final de una buena compra, me dejaron plena.
¿Cuál fue tu último milagro? (ya sea grande o así de pequeño, como el mío).
Gracias por todo, ¡arranquen con el pie derecho esta semana corta!
P.P. (post post): Al pasar, cómo extraño a Milagritos López de Fernando Peña.