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Número 6 - Septiembre 2008




En este número de OHLALÁ! repleto de tendencias, no puedo evitar hablar de una que, en particular, me seduce: wellbeing. Bienestar, en español. Trata, a groso modo, sobre cómo mejorar la vida de las personas. Se apoya fundamentalmente en la importancia de disfrutar la vida.
Ocuparse del bienestar está de moda. Tanto que las marcas tomaron este concepto y lo explotan al máximo. Hoy en día, todo se vende bajo la formula "bienestar". Yogures, aguas, cremas, seguros, autos.
En España, por ejemplo, Casa Pasarela, en la Feria de Madrid que reunió a las principales marcas nacionales e internacionales del sector del ¡baño!, centró su comunicación en cómo refugiarse de la rutina diaria y alcanzar el bienestar dentro de este espacio (sí, el baño).
Existe el bienestar social –tiene que ver con las necesidades básicas de educación, salud, alimentación, vivienda y seguridad– y el bienestar individual –busca que la persona se encuentre bien en diferentes aspectos: físico, ambiental, social, psicológico y espiritual, entre otros–. Si les interesa el tema, les recomiendo leer al doctor Robert Cummins, director del Australian Center on Quality of Life Research, Deakin University, quien en 2001 armó el International Wellbeing Group, una red internacional que desarrolló el wellbeing index, el cual se puede aplicar en países con distintos contextos económicos, sociales y políticos.
Para formar parte de la megatendencia wellbeing parecería que hay que hacer actividad física un mínimo de tres veces por semana, visitar un spa al menos cuatro veces al año, comer sano, comprar todo 0% grasa, en lo posible abandonar la carne, hacerse masajes en forma recurrente, tener como libro de cabecera Elogio a la lentitud, de Carl Honoré, hacer yoga (si es algún tipo de yoga no convencional, mucho mejor), evitar los ascensores y aprovechar las escaleras, no fumar (¡¡¡of course!!!), hacer terapia (y entender de terapias alternativas) y ocuparse del medio ambiente.
Relajémonos un poco. Porque esta moda que empezó siendo maravillosa se está convirtiendo en un mandato social imposible de seguir. Está todo bien si no hacés gimnasia, si comés carne, si jamás en tu vida participaste de una clase de yoga. Los verdaderos cambios se producen de adentro hacia fuera. Con la voluntad sola no alcanza, no te lo impongas. Hay que construir las condiciones y los cambios llegan solos. Simplemente, empezá a tomar conciencia sobre lo que te hace bien y lo que te hace mal. Tu cuerpo te va a ir indicando qué necesita. Escuchalo.
Cariños,
Directora Editorial

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