Paseo surrealista : Parc Güell, Barcelona
En 17 hectáreas sobre un monte, un espacio público con la genialidad y el simbolismo de Antonio Gaudí y las mejores vistas de la ciudad
21 de octubre de 2012
Igual que otros emblemas de grandes ciudades, el Parc Güell tuvo un comienzo truncado. Así como la Torre Eiffel fue resistida en sus primeros años y hoy es el ícono, este sitio con el sello Gaudí -que comenzó su construcción en 1900 y se vio suspendido tras su fracaso comercial- es hoy el parque más turístico de Barcelona.
Figuras y colores, símbolos zodiacales y masónicos, la magia de sus mosaicos y un aire onírico se extienden por 17 hectáreas de montaña, donde la genialidad de un arquitecto como Antoni Gaudí adaptó las formas a los caprichos de la naturaleza para completar un paisaje soñado, en lo más alto del distrito de Gracia y con imponente vista sobre la capital de Cataluña.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el parque nació para imitar al modelo inglés de la ciudad jardín -de una vida saludable y una población limitada- destinado a familias de alto poder adquisitivo. El conde Eusebi Güell, amigo y mecenas de Gaudí, compró una ladera de la montaña Carmel para materializar este tipo de urbanización y encargó al mayor exponente del modernismo catalán el desafío de realizarlo. De aquel terreno dividido en sesenta parcelas, sólo se vendió una y en 1914 con la Primera Guerra Mundial toda la construcción quedó suspendida.
Un segundo factor determinante en el destino de este plan fue la muerte de Güell en 1918, cuando sus herederos decidieron vender el parque inconcluso al Ayuntamiento de Barcelona, que lo inauguró en 1926.
Hoy es posible visitar gratuitamente el acceso, las escalinatas hacia las áreas de servicio, hasta llegar a la gran terraza donde se produce la máxima concentración de visitantes. La residencia modelo, construida para vender el proyecto, está abierta al público desde 1963 como la casa-museo del genial artista. Es el único sector del parque donde hay que pagar una entrada general de 5,5 euros y es el hogar que habitó Gaudí, de 1906 a 1925.
La entrada principal a Parc Güell se ubica en la parte baja de la montaña, donde la escultura de una salamandra es la imagen más famosa y fotografiada. Los pabellones, fieles al estilo Gaudí, dan la idea de entrar a un mundo surrealista. La sala hipóstila, recinto de piedra pensado como la zona comercial del barrio, sigue a los viaductos de curvas irregulares donde los turistas posan para sacarse la foto más original. La zona del calvario, ideada como capilla, finalizó en un monumento coronado por tres cruces e infinidad de simbolismos. Las imágenes salpican el paseo y un recorrido sin orden es la mejor manera de perderse, reencontrarse y descubrir esta obra monumental.
Datos útiles
Recomendado
La vista desde la terraza del Parc Güell es impagable. Lo mejor es visitarla por la mañana, bien temprano, antes de que llegue la mayoría de los turistas. O a última hora, cuando se han ido todos, para disfrutar del atardecer.
Cómo llegar
Está en la zona alta de Barcelona. Se puede ir con el metro L3, línea verde, hasta Lesseps y de ahí seguir a pie, cuesta arriba. También con los autobuses 24, 92, 74 y 116. El bus turístico tiene una parada en la puerta. El parque abre de 9 a 21. La casa-museo abre de 10 a 18, de octubre a marzo, y de 10 a 20, de abril a septiembre.