Publicado por Silvia
La convivencia tiene momentos geniales y divertidos y tiene momentos de lo más incómodos. En el puesto número uno -al menos en el ranking del día de la fecha- está la situación "post pelea". O ni siquiera post "pelea", sino post situaciones francamente insignificantes que increíblemente derivan en mal humor de una de las partes, o de las dos, aunque no siempre con la misma intensidad, con consecuencias malísimas para ambos. Creo que todos y todas entenderán a lo que me refiero. Voy a los hechos. (Trato, porque hay una característica que tienen estas situaciones y es que cuesta mucho reconstruir su origen). Estamos Silvio y yo en el auto, volviendo a nuestro hogar. Silvio agarra un bache/tumba abierta de esos que abundan en la ciudad de Buenos Aires. El coche salta, nosotros saltamos, pero seguimos. Silvio putea cargadamente. Yo sólo digo algo así como "Bueno, no pasó nada, tranquilo". Silvio me dice, de muy mala manera, con extrema sequedad algo así como: "Estaba tranquilo, pero que me digas eso me pone nervioso". Punto. Así fue el diálogo.
Si eso fue a las 3 pm, el silencio luego de que llegamos a casa duró aproximadamente 7 horas. Cada uno hacía lo suyo, y si una situación extrema nos hacía hablarnos, era con monosílabos. Yo me enojé con él por haberle impreso ese espíritu desagradable al día. Él evidentemente estaba enojado u ofendido quién sabe por qué. El círculo vicioso de mala onda fue envolviendo toda la casa, pero yo no tenía planes ni ganas de salir. Vio fútbol durante todo el resto del día. En el medio yo leí, trabajé en la computadora, dormí la siesta, y en un momento tuve que plantear el tema de la cena. No quería romper el hielo yo, prefería que lo rompiera él o que se rompiera solo. Nada de eso pasó. Cenamos en silencio, con la tele. Y nos fuimos a dormir en esas mismas condiciones. Al día siguiente me saludó lo más bien, como si nada. Y yo no pude evitar preguntarle qué onda, qué le había pasado ayer. Él me dijo: "¿A mí? ¡A vos qué te pasaba!"
No es la primera vez que pasa, pero nunca voy a poder entender la lógica de esas situaciones.