Puerto Pirámides, paraíso silvestre

Una de las vedettes de los destinos de la Argentina entre junio y noviembre, cuando las ballenas francas buscan aguas calmas, cálidas y poco profundas para adiestrar a las crías, se convierte en una perla patagónica al llegar el verano. Este enero, como ocurre cada año, las 340 camas y el camping de Pirámides se completaron con turistas que reservaron en septiembre, e incluso antes.

El déficit hotelero está lejos de ser una preocupación local. El carácter de Area Natural Protegida con que la Unesco ungió a esta península ampara a sus pobladores en la lucha casi diaria por evitar que la densidad poblacional y la infraestructura de servicios turísticos se les vaya de las manos.

Cada vez son más los que buscan este paisaje, arena y azul, para bañarse en el mar que es hogar de ballenas, orcas, delfines, elefantes y lobos marinos, y asolearse en playas protegidas por riscos de arena compactada con valvas y restos de animales prehistóricos, convertidos en piedras.

El arribo a Pirámides es sólo por tierra. A 25 km al norte de Puerto Madryn, la ruta nacional 3 se cruza con la arteria provincial 2 que se interna al Este por el istmo Ameghino. En los siguientes 90 km, las señales recomiendan bajar la velocidad "para proteger la fauna silvestre". Es que lo extraño es no cruzarse en el camino al menos con algún guanaco, zorro, liebre, zorrino, oveja, ñandú, mulita o martineta.

Tomar sol, relajarse, juntar caracoles del tamaño de un grano de arroz, jugar a la paleta, el tejo o el fútbol playero, mientras los más chicos van al agua son actividades compatibles en Pirámides porque la playa está acotada por dos restingas y la bajamar es tan amplia que la profundidad del agua se da cientos de metros mar adentro.

El trekking costero es un deleite si el caminante lleva agua y se protege del sol. Los destinos más cercanos son las cuevas de Punta Pirámides, o las que se hallan pasando Playa de los Molinos y la Piedra Guacha, un peñasco plano en medio de una playa con dunas de un kilómetro de extensión.

También hay empresas de catamaranes que ofrecen recorridos por las costas del Golfo Nuevo, con snorkeling incluido. Para los que gustan valerse por sus medios, el remo es una opción irresistible. Hay puestos de alquiler de kayaks y canoas en la playa para navegar frente al balneario. Los que se echan al mar con embarcaciones propias, aun con lanchas y gomones, pueden avistar delfines, pingüinos y lobos marinos. Aunque el buceo con tanque, para experimentados o debutantes, sigue siendo el principal atractivo de estas playas.

Los caminos de acceso al interior de la península son de ripio, con serrucho; débil excusa para postergar una visita a Punta Norte, donde se ven colonias de elefantes marinos, pingüineras y orcas merodear cerca de los lobos. Un espectáculo similar ofrece Caleta Valdés y, hacia el Sur, Punta Delgada.

A 8 km de Pirámides está Punta Pardelas, un camping sin servicios, con un islote a pocas brazadas de la costa e ideal para el buceo. La península ofrece más variables en las caletas Larralde y Villarino del golfo San José, donde los fósiles y las ostras gigantes petrificadas, esparcidas en la costa, son tan comunes como los pinos en Pinamar, o las sombrillas en Mar del Plata.

La Reserva Natural Península Valdés alberga todo el año colonias de aves, elefantes y lobos marinos de un pelo; pingüinos, de septiembre a marzo; orcas, entre octubre y abril; ballenas, de junio a diciembre, y delfines, en primavera y verano.

Avión, hasta Puerto Madryn, ida y vuelta, desde $ 660.
Omnibus, hasta Puerto Madryn: $ 91. Luego traslado por vía terrestre en servicio especial; en línea regular $ 11 (martes a domingo).

Turistas argentinos: $ 10 por persona. Turistas extranjeros: $ 35

Habitación doble: de $ 190 a US$ 175. Hostels: $ 12 diarios. Cabañas para 6 personas: $ 200 por día. Camping: $ 7 diarios.

Navegación en catamarán, con snorkeling, $ 60 a $ 75 por persona.
Buceo (equipo completo incluído): $ 150
Bautismo de buceo: $ 150
Kayak: $ 35 la hora

Silvio Bocchicchio