"Okey, desdramaticemos. Vivo sola hace un poco más de un mes, ¿y qué?".
Esa frase me repetí para adentro durante, al menos, tres semanas. Me embarqué en esta movida sin saber muy bien a lo que me estaba enfrentando. Tenía la idea de irme a vivir sola y ya era el momento, pero una mudanza familiar apuró las cosas y un día me desperté repleta de cajas y valijas. ¡Paren el mundo que me quiero bajar!
Nada de lo que me había imaginado y planeado salió como lo esperaba. Siempre me dije a mí misma que me iba a ir de la casa de mi familia cuando esté económicamente lista para mantenerme al 100% sola. Creo que todas entenderán a lo que me refiero. La diferencia entre lo que gano y lo que necesito para vivir es abismal y tampoco es cuestión de sufrir solo por tener un espacio propio.
Paso a presentarme un poco: me apodan Tina , y si bien soy una persona real de carne y hueso, prefiero no decir mi nombre completo porque no quiero exponer a los que me rodean y, teniendo en cuenta que vivo sola, no sé si tengo ganas de ventilar tanta data. Me daría un poco de miedo, no les voy a mentir. Pero eso es lo único que no van a saber de mí. Lo que comparta en este blog va a ser real y tal cual me pasa.
Para empezar, la última semana en mi (ahora) ex casa fue una locura. Tengo experiencia en mudanzas y siempre me llaman la atención las mismas cosas:
a) es increíble que en tan solo 24 años haya juntado tantas cosas,
b) tengo mucha ropa,
c) la facilidad con que, mal que me pese, mi vida entera entra en diez cajas y cinco valijas.
El gran día fue un viernes lluvioso, de esos que ni vale la pena salir de la cama. A las 8.30 llegó puntual el camión con los tres chicos que me ayudaron a cargar mis muebles y cajas para llevarlos a un dos ambientes en Capital. Terminamos al medio día y el resto de la tarde desfilaron un cerrajero, un gasista y dos electricistas por mi departamento. Mi mamá me acompañó al supermercado y a eso de las ocho de la noche me quedé sola. Lloré unos diez minutos, me repuse y pedí comida. Sin parar de pensar "¿Qué hice?" deglutí quince piezas de sushi. Pensé que eso me iba a levantar el ánimo y creo que funcionó.
Estoy, para evitar los eufemismos, viviendo sola por primera vez en mi vida, con toda la ansiedad, angustia, acelere, llanto (mío y de mi mamá) y experiencias nuevas que se puedan imaginar. Les doy (y me doy) la bienvenida. Este va a ser un viaje hacia un país desconocido, pero a quince minutos de mi familia.
¿A ustedes les pasó algo parecido cuando se mudaron? ¿Alguna está por dar el gran paso?
Espero que les guste leerme.
Tina
Les dejo el tráiler de Medianeras , dirigida por Gustavo Taretto, que originalmente era un corto. Me gusta la forma en que la película muestra la vida en la Ciudad y cómo describe las relaciones humanas.