Newsletter
Newsletter

¡Que vendan el Museo del Prado!




Cuando se viaja en tren, el coche comedor es un lugar estratégico para matar no sólo el hambre, sino también el aburrimiento. Frecuentarlo da la oportunidad de mover un poco las piernas, ver otras caras, escuchar otras voces. O vozarrones, como las de dos españoles de unos 60 años que brindan con manzanilla (el vino andaluz, no la infusión) mientras avanzan sobre las vías que unen Sevilla-Santa Justa con Córdoba-Central, en el sur ibérico.
Son valencianos, están de vacaciones y chocan los vasos de vidrio porque la hija bióloga de uno, Antonio, consiguió trabajo. La noticia no es poca cosa el mismo día que los diarios publican que en España hay más de cinco millones de parados. Bien vale un brindis. "Los jóvenes son los que la tienen más difícil", suspira Juan, el otro. Antonio se emociona, pero apenas: "Hemos vivido una fiesta, pero se terminó. Estábamos borrachos y esto, ahora, es la resaca".
No hace falta mucho para que los españoles, incluso dos desconocidos, comiencen a hablar de estos temas, en estos días, con un argentino. Y ni siquiera es necesario mencionar a Lionel Messi, esa obvia carta cómplice bilateral. De alguna manera, frente a la crisis económica, los españoles parecen identificar al argentino como un interlocutor más comprensivo, experimentado. Para que arranquen, alcanza con alguna pregunta naïve:
-Pero..., ¿y los famosos mileuristas?
-¡Esos son afortunados! -contesta y protesta Juan. Lo de los trabajadores que sobrevivían con mil euros al mes, un signo del comienzo de la crisis económica española un par de años atrás, hoy a algunos ya no les suena tan mal.
-La verdad es que, en las calles, la crisis no es tan evidente...
-¿Sabes por qué esto todavía no ha explotado? -dice Antonio-. Porque nuestra sociedad es muy patriarcal. Entonces los jóvenes tienen una casa adonde regresar o padres que los ayudan. Aún queda esa fuerte red de contención.
Empresarios, Antonio y Juan son dueños de una firma de materiales eléctricos. Suenan como tipos prácticos. "Terminó la fiesta, sí, ¿y ahora quién paga la cuenta?", se interroga Juan. "Queríamos la red ferroviaria de alta velocidad más extensa de Europa. ¡Pero qué bien! ¿Tenemos el dinero suficiente? Bueno, pues no. Así estamos."
Antonio se ilumina. La manzanilla debe haber llegado a algún lugar clave en su organismo. "¿Cómo que no tenemos dinero? ¡Sí tenemos! Pero debemos vender, igual que lo hicieron ustedes con la petrolera (me mira, como representante de todos los argentinos que, parece, eligieron unánimemente deshacerse de YPF). Hay que vender la Custodia de Córdoba, la catedral de Burgos y el estadio del Athletic de Bilbao!" "Tío, y nos sobra efectivo...", firma Juan.
"Se vende todo. No necesitamos patrimonio, necesitamos liquidez. ¡Se vende el Museo del Prado! ¡Que se lo lleven a Nueva York, que si quiero ver a Las Meninas , me voy allí una vez al año y ya!" La plaza de toros de Las Ventas; la Sagrada Familia , de Barcelona, Toledo completa... La lista de joyas por sacrificar se agranda hasta que el tren arriba, puntual, a la ciudad de Córdoba.
Publicado por Daniel Flores 3 de junio de 2012 | 4.31 A.M.

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo

Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo


por Redacción OHLALÁ!


 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP