
Es un embole. Batir crema sin minipimer o similar es realmente denso.
Empecé a hacer mi tarta de frutillas con el mejor humor pero fue mutando mi entusiasmo. La emoción de hacer una torta el sábado a la tarde tiene un impulso increíble que se desvanece cuando se prolonga la cuestión. No tengo batidora ni nada que se le parezca.
Me di cuanta tarde, ya sé. Así que me sacudí la harina de la ropa y me fui al chino a comprar un batidor de alambre que me iba a ser más útil que dos tenedores juntos. Empecé a batir y sentía que me pasaba la vida. No llegaba nunca el punto. Me cansaba el brazo. Salpicaba todo lo que me rodeaba. "¿Era necesario, gordita?", me pregunté. Y sí. Tardé una vida. Pero quedó rica.
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