Era más difícil de imaginar que sacarse el Prode. Y, para mejor, en este caso los ganadores somos todos. Con la ventaja de que abril va a comenzar con un feriado largo de una semana. O casi.
En Brasil saben con años de anticipación cuándo caerá el Carnaval y en las principales ciudades, no sólo Río de Janeiro, tienen las fechas impresas en almanaques de bolsillo para que cada uno haga sus previsiones y reservas.
En la Argentina también podríamos calcular cuándo caerá Semana Santa, pero a casi nadie se le ocurre tener programada la celebración para los próximos años. Salvo los muy religiosos, que quizá se alojarán en un monasterio para esos días de reflexión. Lo que no es mala decisión si se considera que un retiro nos vendría muy bien y también que es difícil encontrar alojamiento en Victoria, Luján, Azul, Los Toldos, por la gran demanda y la escasez de habitaciones.
Lo que es toda una sorpresa, por lo menos para mí que no soy devoto de los feriados, es la coincidencia que se da este año debido a que el 2 de abril es feriado y, en la misma semana, se suman el jueves y el viernes.
Adelantar el sábado
La pasión por los llamados puentes , feriados largos y un vasto etcétera de eufemismos en rojo, es una costumbre globalizada. Especialmente en sociedades como la española. La idea de trasladar al lunes muchas pausas oficialmente reconocidas (religiosas, nacionales o de costumbre) prendió rápidamente en el mundo. Es una decisión razonable y muy conveniente no sólo para el turismo. Un feriado en martes o miércoles corta el ritmo laboral, altera la agenda, y se suele perder el compás.
Por eso resulta una tentación muy grande comerse los días sándwiches, tal como ocurre con la idea de ir un viernes a la oficina sin corbata y con el bolso de viaje a mano. Sólo se trata de anticipar el sábado.
La Semana Santa siempre es temporada alta. Después del veraneo (enero-febrero), es una suerte de aguinaldo, el último manotón de ocio para esperar durante mayo y junio que nos toquen las vacaciones de invierno en julio.
Este año, con más razón. Algunos proyectan imaginativamente enlazar la tarde del viernes 30 de marzo para irse temprano y volver en la mañana del lunes 9 de abril. Prácticamente pueden ser once días. A un pasito de medio mes...
Sólo hay que conseguir lugar
No extraña entonces la euforia contagiosa por aprovechar a fondo este regalo de 2007. No sólo para destinos en la Argentina, lo que es una buena apuesta, sino también para escapadas al exterior. Desde las limítrofes hasta las lejanas, a una noche de avión o, ¿por qué no?, un crucero por el Caribe antes de la temporada de huracanes que comienza en mayo.
Hasta aquí todo bien. La única dificultad es conseguir lugar en todo lo que se mueva (ómnibus, trenes, aviones, ferries, barcos) y alojamiento. Los precios son otra historia porque la influencia de la oferta y la demanda se hará sentir, aunque no sea la preocupación prioritaria, al menos hasta que llegue el resumen de la tarjeta. Pero quién nos va a quitar lo disfrutado...
Otra alternativa, que particularmente me encanta, es largarse a la aventura. Salir con el coche sin programa determinado. Parar donde se nos ocurra sin andar con remilgos, disfrutando de la hospitalidad lugareña. Porque la gauchada no es un mito, especialmente lejos de las ciudades importantes.
Lo único que necesita es un mapa, le recomiendo uno interactivo, como el del Automóvil Club, para elegir los mejores caminos y paradas. Y por las dudas, no se olvide de llevar bolsa de dormir.
Por Horacio de Dios
almadevalija@gmail.com
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