Una noche de gala en Broadway
Celebridades, brillo y ausencias de lujo en la alfombra roja del musical Evita
27 de mayo de 2012
NUEVA YORK.- Nunca había estado en esta ciudad. Las expectativas eran grandes y todo indicaba que era la única en el mundo que podría cumplirlas: barrios emblemáticos, lugares de películas, marquesinas luminosas, espectáculos, glamour y nuevas tendencias, todo en una.
"Aquí es así: puedes caminar por tal o cual zona y encontrarte con Jennifer Aniston haciendo las compras o Matthew McConaughey trotando por ahí", me dijo una colega puertorriqueña apenas llegué. Con el paso de las horas y un acelerado city tour -que sólo me mostró la punta del iceberg de esta ciudad inabarcable-, no pude comprobar que las celebrities hicieran vida de personas comunes: Jennifer no salió a comprar pescado por Chinatown ni Matthew a entrenar por el Central Park. Ni siquiera llegué a ver a Woody Allen tocando el clarinete en el café del hotel Carlyle.
Pero la sorpresa me esperaba al asistir a la avant-première de Evita on Broadway , la obra de Andrew Lloyd Weber puesta en escena nuevamente en la Gran Manzana y protagonizada por primera vez en esta ciudad por una argentina, la talentosa Elena Roger. El otro gran protagonista, Ricky Martin -en el papel del Che-, es quien convoca a gran parte de público latino, espectadores y famosos. Y es que allí estaba la frutilla del postre: asistir a la función de prensa incluía la posibilidad de ser parte de la red carpet , esa pasarela roja por la que desfilan los famosos antes de asistir al estreno oficial del musical.
Todas mis expectativas estaban puestas en ese día: si iba a ver celebrities , sería en su ámbito y con todos los brillos, sobre la mítica alfombra y con flashazos incluidos.
Glamour y expectativas
La ceremonia estaba pactada para las 17.15, en una entrada paralela al Marquis Theatre, especialmente decorada para la ocasión. Afuera esperaban los fans ansiosos, contenidos tras las vallas y la seguridad del lugar. Unos metros más adelante, nosotros, la prensa internacional que cubría el espectáculo. Todo estaba armado tal como se ve en las revistas, con telones de fondo estampados con el logo de la obra, luces y el rojo vibrante de la alfombra.
Cuando el flash de alguna cámara ofició de señal de largada, nos avalanzamos sobre la front-row . Primero aparecieron los hacedores de la obra: desde los productores hasta el joyero argentino que diseñó cada accesorio que Roger luce en el show. Más tarde, y en cuentagotas, celebridades latinas que poco resuenan por nuestras latitudes.
Corría el tiempo y la alfombra roja se estiraba. Sin novedades de las figuritas difíciles del evento, los cronistas exprimían a los invitados más dispuestos a sonreír frente a las cámaras: Kathy Griffin se dejó fotografiar posando, Rubén Blades dedicó un buen tiempo a cada medio, Vanessa Williams regaló sonrisas y la presentadora Barbara Walters hizo su recorrido fugaz. Entre ellos, Josefina Scaglione -primera argentina en desembarcar en Broadway- se lució sin divismo . No fue el caso de Anne Wintour, la directora de la revista Vogue devenida superestrella -inspirado el personaje de Miranda Priestly de El Diablo viste a la moda -, que pasó como un fogonazo, sin dar fotos ni declaraciones. Parecería que la alfombra mediática no tiene el encanto que los mortales imaginamos, porque Kim Cattrall -ex Sex and the City - la esquivó entrando por otra puerta y eludiendo hábilmente los flashes. También Whoopi Goldberg brilló... por su ausencia, al igual que el más esperado por la platea femenina -esta cronista incluida-, Jude Law.
No sin cierta desilusión, ahí terminó la alfombra roja para mí. Nunca sabré en qué momento entraron Michael Douglas y su esposa, ni Scarlett Johansson ni Thalía y su multimillonario marido. Ellos se mostraron después de la obra durante el cóctel privado.
Aun así, la experiencia fue de lo más interesante: confirmé que en Broadway, las celebrities son de carne y hueso y que la revancha será alguna próxima vez cuando, red carpet de por medio, conozca al fin a Jude Law.
Argentinos y neoyorquinos, sin escalas
Tres décadas más tarde volvió a Broadway el musical basado en la vida de Eva Duarte. Para seducir a los posibles viajeros-espectadores argentinos, la compañía Delta Airlines, patrocinadora del show, lanzará -junto con la productora Type A Marketing- el Programa de Intercambio. Se trata de una propuesta para que tres personas de la Argentina y tres de Nueva York (cada una con un acompañante) puedan intercambiar culturas y compartir un encuentro exclusivo con las estrellas del musical.
Los ganadores de ambos países se reunirán en octubre en Nueva York en una velada con los protagonistas de Evita on Broadway.
Los argentinos dispondrán de tres días más para visitar y conocer esta ciudad, y los neoyorquinos, por su parte, viajarán a Buenos Aires, donde por cuatro días y cuatro noches disfrutarán de la riqueza cultural y los atractivos de la ciudad. Aquí se reunirán nuevamente con sus compañeros ganadores para compartir experiencias que, fiel al estilo celebrity, se filmarán y compartirán en redes sociales. El programa será anunciado los próximos días ( www.delta.com ). Para más información del musical, www.evitaonbroadway.com . Entradas desde 85 dólares.