"El alma que se inquieta por el porvenir es grandemente desgraciada". Hoy Marcela, la panadera, me da una cachetada a través de Séneca. Ajá. ¿Cómo era?!
Recuerdo mi primerísimo primer laburo, vendía zapatillas Nike. Bueno, mi madre era la encargada de los RRHH de una conocida casa de ropa deportiva, que tenía varias sucursales. Y me ofreció hacerme unos mangos en el verano. Tenía 17 años y sufría como loca. Odiaba la sensación de estar confinada a un lugar durante tantas horas. Y andaba con mi librito de Séneca, "La brevedad de la vida", a cuestas. Parece una pintura un poco aburguesada, probablemente lo fuera.
Pero ya desde entonces me encantaba reflexionar y tomar conciencia acerca de lo BREVE y FINITO que es este camino y cuánto lo malgastamos, por darlo muy por sentado. Y cómo la fanática proyección y el deseo inagotable de acumulación (de riquezas, saberes, incluso de experiencias) nos desconecta de lo único real que sucede. Estamos acá y respiramos. Nos miramos, nos reímos, digerimos la comida, nos abrazamos, etc.
Bueno, hay que laburar, ganarse el pan, no digo que no haya que hacerlo. Y un margen de anticipación al futuro es necesario (dado el contexto). Pero una vez más, hasta el hartazgo casi, nos decimos y nos recordamos lo sano e importante que es disfrutar el presente.
¡Viva! ¡Iupi! (Ya sé, parezco una imbécil)
¿Qué consigna hacemos?! Se animan a una descripción del momento (presente) en el que están leyendo y escribiendo. Una versión más explayada de la sección: "¿Qué estás haciendo en este momento?" Yo estoy acá, con mi sweter rayado arremangado, Lupe chillando de fondo, un dedo con gusto a queso fresco... Acabo de probar un bocado. Y tengo los labios secos porque hace rato que no tomo líquido. Mal no me vendría un tecito. ¿A ver Ustedes?
PD: Última semana para mandar fotos al mural de bebitos recién nacidos. Escríbanme a mariainessainz@gmail.com
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