Y termino la semana con los ojos saltones, bien abiertos, después del sueño de anteanoche. Segunda vez que sueño con un tercer hijo en poco tiempo. Con un bebé varón. Redondito, bello... que en el sueño me inspira, desde luego, mucho amor y me hace sentir... ay, ¿cómo decirlo? ¿No sienten, pregunto a las madres, que cada hijo les viene a activar una pieza entrañable de sí mismas?
¿Al grano? Me desperté perturbada. "Oh, Dios, no, otro niño no, no me hagas esto. ¿Quién es el responsable de ese proyector? ¿Quién me está poniendo ese anzuelo? Si hasta llego a sentir que el bebito cuchicuchi me está pidiendo que lo busque, que lo baje a la vida... no, no y no".
Y si así fuere, Dios, facilitame el trabajo, dame más manos, porque más de lo que hago, no puedo. No podría.
En fin.
Acá sigo, recién vuelta del seminario de Abraham, sentada sobre el piso de goma-eva, mojando la galletita Melba en el té tibio, tomando un sorbo, sacudiéndome las migas, con ganas de NADA, de estar liviana, en paz, reconciliada, con el afuera y conmigo misma... conforme, menos escéptica pero también menos ilusionada... y aún así, abierta, dejando rendijas por donde se cuele vida nueva... me voilà!
Bienvenidos los libres pensamientos.
Las quiero... y las abrazo de nuevo, ¡una vez más!
PD: Para escribirme por privado o por taller inetaller@gmail.com. También abrí cuenta en Twitter con @Ine_blog y quienes quieran festejar los 3 años de blog, pueden escribir a yomeanimoajuntarme@gmail.com.
Una vez más
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