Hoy los hice faltar al colegio. Luján y Lucas se pasaron a mi cama en el medio de la noche, y cuando sonó el despertador, los vi ahí tan divinos y chiquitos, que decidí que no fueran. Que se merecían un fin de semana largo.
Y claro, no iba a mandar a Marcos, no?
Así que le hice un nesquik, se lo llevé a la cama, y le dije "querés tomarlo y después seguís durmiendo?"
Imaginen la felicidad.
Yo tengo buena memoria. Me acuerdo mucho de sensaciones específicas de cuando era chica, y tengo muy presente, cuando me mamá me avisaba que iba a faltar. Una alegría indescriptible.
Me encanta tener ese tipo de recuerdos, que casi puedo sentir en el cuerpo.
Hay otro que es, cuando íbamos a la quinta de mis abuelos, en Tortuguitas, cuando papá doblaba con el auto en la calle en la que ocho cuadras más adelante, encontraríamos la casa.
Puedo ver los árboles a los costados, los perros y el olor a eucaliptus.
Y el perfume de las tostadas, lo siento ahora mismo.
Me encanta transportarme a ese momentos del pasado en los que era tan feliz. Me encanta recordarlos, y intentar reproducir lo que los generaba, pero con mis propios hijos.
A veces los logro, como hoy, y vuelvo a ser igual de feliz.
Ustedes, de su niñez, qué recuerdan así, nítidamente?