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¡Viva la siesta!




"Comprá o hacele a China unos muñecos de la familia (de los cuatro), en los que ella claramente distinga quién es quién". Esas fueron anoche las palabras de Melina*. "Te va a ser más fácil, vas a ver. Ella va a poder DESCARGAR mucho ahí", agregó después. "¿Y si se los dibujo?", pregunté. "Es que a los muñecos los puede revolear, darle besos y volver a revolear. Al dibujo lo rompe y ya fue".
Así que, la semana que viene, si me siento medianamente pilas, ¡me pondré en compaña para conseguir mi pequeña familia!
Y hoy de tema, la siesta. Dicen que algunas compañías japonesas la sugieren, la aconsejan y la contemplan. De la misma manera que en las empresas más de avanzada, incluso a nivel nacional, ya hay clases de yoga o salones de relax. ¡Enhorabuena! Empiezan (empezamos) a darse (a darnos) cuenta de que la productividad no tiene que ver con hacer sin parar. Que la relajación es un momento indispensable para seguir adelante. Una linda siesta hace la diferencia entre una tarde agonizante u otra plena. Ya sé que muchas de Uds. trabajan todo el día y no tienen chances... pero en las vacaciones, ¿qué me cuentan? ¡¿Hace mucho que no duermen siesta?! ¿Y las que son del Interior, qué opinan?! ¡¿Cómo es allá la rutina?!
A todas: gracias por estar y participar de este pequeño espacio humano. ¡Disfruten del fin de semana! Como siempre, las voy a extrañar. ¡Chauuuu!
* Melina Bronfman es terapeuta corporal y doula.

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