Qué emocionante estuvo todo ayer. Te felicito, Lau. Me encantó el lugar que encontraste para tirar letra ("confieso que, confieso que...") Y al que nos invitaste a todos a seguir abriendo.
Podríamos seguir todo el día de hoy y la semana entrante en esa sintonía, no? "Confieso que me pica la cabeza, que no sé si es caspa o bichos, que nunca me salió el fli-flá porque tenía pánico de estrolarme contra el piso, que de adolescente me acomplejaban mis tetas (y usaba un par de mallas para disimularlas), que hay días, noches, mejor dicho, que no tengo la más remota idea sobre cómo encarar el blog al día siguiente..."
Y hoy es uno de ésos momentos... ¡Bingo! ¿Qué más puedo decir que no se haya dicho?
Voy a decirles -en principio- lo que estoy sintiendo: que me pone muy orgullosa ser partícipe de este juego, de este gran juego comunicativo; y me parece fantástico que nos estemos "exponiendo", aunque últimamente ese verbo sea mal visto. Que siempre que uno (cualquiera de ustedes o yo misma) SE ANIMA, se abre, se manda, se juega... zas, eso provoca un efecto mágico multiplicador que, como totalidad, nos eleva.
Que efectivamente somos un colectivo humano, y en la medida en que también nos aceptemos como tal (además de como individuos, cosa que nos metieron hasta la médula), en la medida en que nos aceptemos como esa totalidad gigantesca, algo se empieza a liberar todavía más.
Liberar, abrir, soltar, ablandar, confiar, valorar, auto-valorarse y valorar al hermano, putear si es necesario, pero sabiendo que sólo es un momento de desajuste del ego... pero no seguir haciéndonos películas de buenos y malos todo el tiempo, de modo sistemático.
Y como buen viernes, habiendo ustedes dicho tanto, sólo puedo proponer un grito final, de celebración, de brindis, de deseos, de enojo pasajero, de lo que sientan que necesiten decir o "elevar" en volumen hacia el UNIVERSO.
Empiezo:
¡Viva mi país, carajo! Ah, sí, me nació el nacionalismo (hubo que esperar unos años).
¡Qué lindo año! ¡Gracias, Ale!
¡Aguante la risa, las corridas de niños, mi Lupe tirándose del tobogán con cara de felicidad, mi China integrándose a sus compañeros, la gente fácil, la vida simple, compartida, humana, solidaria, orgánica, arriesgada... Aguante mi compañero de ruta, que aunque se fue a dormir chinchudo por una pavada, es un excelentísimo tipo y está cada día más en eje, más radiante, más ligero ¡y qué bueno haberte elegido de marido!
¡Gracias a USTEDES! ¡Los abrazo fuueeeeeeeeeerte! ¡Y griten otro tanto!
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