

WATERLOO (AFP).- La ciudad belga de Waterloo, inmersa en los preparativos del bicentenario de una de las más célebres batallas de la historia, quiere que dejen de asociarla con una estación de metro o una canción del grupo Abba.
Esta pequeña localidad de 30.000 habitantes, convertida en un suburbio elegante y tranquilo de Bruselas de la que sólo la separan 25 km, celebra este año el bicentenario de la batalla del 18 de junio de 1815.
En las tiendas, los bicornios de dos puntas, como los del emperador, son numerosos, así como las estatuillas de Napoleón en su corcel blanco o de sus grognards, nombre que se le dio a los soldados de la vieja guardia del corso, los más experimentados de la Grande Armée.
La historia retuvo el nombre de Waterloo, en donde el duque de Wellington, al frente de las fuerzas aliadas contra Napoleón, estableció su cuartel general, pero la mayoría de los combates del 18 de junio de 1815 se llevaron a cabo en territorio de las comunas vecinas.
Por eso, la agitación de los últimos preparativos de una gigantesca reconstitución se percibe en la llanura del Mont-Saint-Jean, donde se espera la asistencia de unas 200.000 personas.
El lugar elegido para el espectáculo de sonido y luces Inferno del 18 de junio y para las dos reconstituciones de la batalla, el 19 y 20 de junio, es un gran descampado con una depresión.
Justo al lado de la colina desde donde Wellington dirigió las tropas inglesas, a unos centenares de metros, se encuentran las granjas de Hougoumont y de Haie-Sainte, aún en pie, y el lugar llamado la Belle-Alliance, escenario de encarnizados combates que pasaron a la leyenda.
Fue en Belle-Alliance que Wellington, con la victoria asegurada, estrechó la mano de su aliado prusiano, el mariscal de campo Blucher, mientras que Napoleón se retiraba a París, derrotado.
Las dos grandes reconstituciones, que harán referencia a los principales momentos del enfrentamiento que dejó en una diez horas unos 45.000 muertos y heridos y cambió el curso de la historia, reunirán a más de 5000 personas vestidas con uniformes de época, unos 100 cañones y 360 caballos.
"El bicentenario constituye el punto culminante. Pero después el campo de batalla tiene que convertirse en una puerta de entrada para el turismo en la región valona", la región francófona del sur de Bélgica, menos frecuentada que Gante o Brujas, explicó la alcaldesa de Waterloo, Florence Reuter.
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