
En mi época, la cosa era "no venirle con un melenudo" a mamá.
Un "melenudo", no necesariamente era uno que llevaba pelo largo.
No.
Había ciertas características que hacían de un "melenudo", un yerno indeseable.
A saber:
"Porque lo del pelo bueh, se corta. Pero esos aros! Esos anillos! Desde cuándo los hombres usan tanto anillo? Esos colgantes!
Parecen el arbolito de Navidad del Terror, Catalina. Por favor no me vengas con un melenudo. Porque lo del pelo, vaya y pase, se corta, pero esa música que escuchan! Y cómo toman! Y seguro que pichicatean.
Por favor, Catalina, no me vengas con un melenudo"
Debo decir, en mi defensa, que no le fui con ninguno, no.
Le llevé dos adúlteros y algún que otro vago, pero todos de pelo prolijito.
Ayer estaba con Marcos en la puerta del colegio esperando a que saliera un compañero de él para invitarlo a casa. Por la vereda de enfrente veo pasar un ser casi extraterrestre. Lo observé caminar hasta que dobló por la esquina.
"Es un flogger, Ma", me dijo mi hijo.
"Por favor -pensé- que Luján no me venga con un Flogger"
Después, en la cama, pensé:
Que venga con lo que quiera, la verdad, pero que no la hagan sufrir.
Un "melenudo", no necesariamente era uno que llevaba pelo largo.
No.
Había ciertas características que hacían de un "melenudo", un yerno indeseable.
A saber:
"Porque lo del pelo bueh, se corta. Pero esos aros! Esos anillos! Desde cuándo los hombres usan tanto anillo? Esos colgantes!
Parecen el arbolito de Navidad del Terror, Catalina. Por favor no me vengas con un melenudo. Porque lo del pelo, vaya y pase, se corta, pero esa música que escuchan! Y cómo toman! Y seguro que pichicatean.
Por favor, Catalina, no me vengas con un melenudo"
Debo decir, en mi defensa, que no le fui con ninguno, no.
Le llevé dos adúlteros y algún que otro vago, pero todos de pelo prolijito.
Ayer estaba con Marcos en la puerta del colegio esperando a que saliera un compañero de él para invitarlo a casa. Por la vereda de enfrente veo pasar un ser casi extraterrestre. Lo observé caminar hasta que dobló por la esquina.
"Es un flogger, Ma", me dijo mi hijo.
"Por favor -pensé- que Luján no me venga con un Flogger"
Después, en la cama, pensé:
Que venga con lo que quiera, la verdad, pero que no la hagan sufrir.
SEGUIR LEYENDO


Lanzamos Wellmess, el primer juego de cartas de OHLALÁ!: conocé cómo jugarlo
por Redacción OHLALÁ!

Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso

Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland

Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca



