Según un amigo de Elizabeth Gilbert, en la novela autobiográfica que estoy leyendo en este momento (sí, el libro "Comer, rezar, amar"), cada ciudad tiene su palabra. Una palabra que la define, que la caracteriza, que la atraviesa... y que está en la mente de todas y cada una de las personas que la habitan.
Teoría rara, sí, dudosa, pero que le da pie a la autora para hacer asociaciones varias.
Según su amigo Giulio, por ejemplo, la palabra de Roma sería "sexo". Y por eso ella concluye luego que, si bien en Roma está pasándola muy bien, no termina de ser su sitio (en ese momento). Ah, sí, se supone que si estás en "tu" lugar en el mundo, la palabra de ese espacio -geográfico- coincide con la tuya propia.
La palabra de Nueva York, según la autora, sería "lograr", levemente distinta a la de Los Ángeles, que sería "triunfar" y la antítesis de la de Estocolmo, que, según su amiga sueca, sería "conformarse".
Pero lo interesante viene luego cuando Giulio le pregunta: "¡¿y tu palabra, cuál es?!" "Eso sí que no lo sé", contesta ella y asume después que probablemente ése sea el motivo de su viaje. De seguro el título de la novela tenga mucho que ver con este interrogante, pero no quiero enterarme por ahora. Sólo quiero que, al igual que ella, nos hagamos LA pregunta.
¿Cuál sería tu palabra, Inés? Una palabra que te defina de pies a cabeza, un pensamiento que a cada rato esté invocando, sintiendo, respirando, repitiéndote, de ser necesario.
"Crecer" fue el primer verbo en el que pensé. Me parece que es un verbo que me atraviesa mucho en esta época. Luego me vino "crear" y me gustó también. Aparece la madre y el arte, dos lugares con los que no puedo no identificarme. Y por último, "fluir"... y cada vez que intento justificar esta última elección empiezo a trabarme... así que mejor me abstengo de hacerlo y que cada uno interprete lo que se le cante (¡la pongo en práctica!).
¡¡¡¿Y tu palabra cuál es?!!! Valen hasta tres.
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